El viaje es una experiencia que puede tener una motivación específica. En el contexto del ámbito de los negocios, estos viajes también pueden tener distinta naturaleza. ¿Cuáles son los más habituales?
Viajes de prospección
Estos viajes son llevados a cabo por empresas que se encuentran en un momento de valoración de una posible expansión. Es decir, buscan un potencial mercado de crecimiento para posicionarse. La meta esencial de esta prospección es profundizar en el mercado con el fin de tener una visión completa del mismo. Un paso necesario para el éxito en el comercio exterior.
Viajes de congresos
Este tipo de viaje tiene la motivación principal de asistir a una feria muy importante del nicho de mercado en el que opera la empresa. Un evento de proyección al que asisten las empresas más representativas del sector. La asistencia es relevante para dar visibilidad a los actuales proyectos de la compañía y también para conocer las novedades del sector.
Viajes comerciales nacionales
A través de este tipo de planificación una empresa puede incrementar sus ventas por medio del refuerzo de sus acuerdos comerciales. La principal característica de este tipo de viaje comercial es su ubicación respecto a otros destinos de mayor distancia.
Viaje de incentivos
Un viaje de estas características constituye una forma de reconocimiento y de motivación externa para los implicados en el cumplimiento de un proyecto. Los protagonistas de este viaje son los empleados. Un reconocimiento al esfuerzo de los trabajadores porque sin ellos no hubiesen sido posibles los resultados logrados. Este gesto incrementa el salario emocional de los empleados, su ilusión por formar parte de ese proyecto y su inteligencia social en el trabajo en grupo.
Por tanto, estos son los cuatro viajes habituales que se producen en el mundo de la empresa. Cada tipo de viaje tiene su finalidad.