El periodo navideño es uno de los más importantes por su impacto en las ventas. Es un ciclo que se sitúa como la antesala de las próximas rebajas de invierno. Además, la Navidad comercial comienza en noviembre en los escaparates de las tiendas. Lucen una imagen renovada que se integra en el propio paisaje de calles que, por medio de diferentes adornos, adquieren una ambientación típicamente navideña. ¿Qué beneficios aporta la campaña de fin de año en el pequeño comercio?
1. Potenciar la conexión emocional con el consumidor
El pequeño comercio aporta cercanía, proximidad, calidez y atención personalizada. Ingredientes que se alinean perfectamente con los valores tradicionales de las fiestas: familia, amistad, gratitud, generosidad, alegría… Es decir, el lenguaje emocional está muy presente en ambos casos. Por ello, la atmósfera navideña refuerza la visibilidad de las tiendas de barrio. Incluso de aquellas que pasan más desapercibidas en otros momentos del calendario.
2. Crece la demanda en las compras y aumenta la visibilidad del catálogo
La campaña navideña repercute de forma positiva en sectores variados. Se produce un incremento en la compra de productos de regalo. Perfumerías, espacios de decoración, librerías, negocios tradicionales, tiendas de ropa y complementos, jugueterías y papelerías experimentan un nuevo renacer. El incremento en la demanda potencia la visibilidad de la oferta disponible en los catálogos de puntos de venta que forman parte de la red del pequeño comercio.
3. Un periodo esencial para conectar con nuevos compradores
La Navidad se disfruta en el interior del hogar, pero también se respira en las calles. El paisaje del barrio muestra una mayor afluencia de gente a lo largo de paseos que ponen el acento en el descubrimiento de la decoración navideña. Los escaparates añaden un nuevo punto focal a esa ruta que amigos y familiares comparten. La campaña refuerza el lazo con los clientes habituales y ofrece la posibilidad de conectar con nuevos perfiles.
4. Es la ocasión ideal para sorprender al público
La campaña navideña es muy exigente desde el punto de vista comercial. Existe una gran competencia, por ello, hay que buscar una diferenciación que deje huella en los clientes. Una experiencia de compra positiva añade valor a la búsqueda de un obsequio que tiene un significado emocional. El factor sorpresa es inherente a la celebración de las fiestas.
¿Cómo integrar este elemento en la atención al cliente? Por ejemplo, por medio de una cuidada presentación de los regalos. También es el momento perfecto para entregar algún detalle corporativo que contiene el logo del proyecto. Del mismo modo, la inspiración navideña puede quedar perfectamente integrada en la planificación de un escaparate que muestra una excelente atención al detalle. En otros casos, el factor sorpresa tiene la forma de un descuento especial. Las promociones resultan muy atractivas en esta época del año.
5. Preparar el negocio para cerrar una etapa y comenzar otra nueva
La ubicación de la Navidad en el calendario comercial adquiere una posición muy especial en relación con el final de una etapa y el comienzo de otro capítulo. La inversión realizada en el marketing navideño y la planificación del catálogo ayudan a impulsar las ventas en un periodo de incertidumbre. La llegada de la Navidad es un motivo para la celebración.
Y la esencia de la fiesta se traslada al ámbito comercial por medio de una decoración perfectamente cuidada. El pequeño comercio compite durante todo el año con las grandes superficies. Sin embargo, el contexto navideño crea el marco perfecto para que los clientes recuerden el valor que tiene la cercanía de los servicios que dan vida al barrio y aportan un sentimiento de pertenencia. La campaña navideña da un mayor dinamismo a proyectos que, en otros momentos del año, no tienen tanta actividad.