Las decisiones que potencian la planificación y el seguimiento de una estrategia reducen los riesgos e imprevistos. Pero los factores inesperados no desaparecen. El contexto es cambiante, en consecuencia, es imposible controlar absolutamente todos los detalles relacionados con el proyecto. Sin embargo, es esencial tomar medidas para gestionar cualquier incidencia de manera proactiva. En Empresariados te damos cinco consejos.
1. Ocúpate de aquello que es prioritario ahora
La visión de una situación en la empresa puede variar de forma significativa cuando se analiza desde el impacto que genera un hecho inesperado. Ese factor modifica, en parte, el escenario previsto. Aunque, generalmente, no lo transforma en su totalidad. Por ello, ocúpate de aquello que es más importante a corto y medio plazo. Mantener el foco implica reducir el campo de acción para delimitar lo que es más urgente.
2. Identifica los imprevistos que surgen con más frecuencia
Esas situaciones pueden producirse en el momento más inesperado. Sin embargo, te resultará más fácil afrontar cada variable si la integras en su contexto. Es decir, identifica los elementos que pueden irrumpir en el negocio.
Establece una diferenciación entre aquello que resulta posible en el campo corporativo y la información que se integra en el ámbito de lo probable. Existen imprevistos que son posibles, sin embargo, son poco habituales en la práctica. Por el contrario, otras variables se alinean con ambos conceptos.
Por ejemplo, los gastos imprevistos sí son frecuentes en una empresa. Por este motivo, es esencial identificar esa posibilidad. Y también es importante que desarrolles una estrategia para gestionar los cambios en el presupuesto inicial. Es recomendable que una entidad cree un fondo de contingencia para cubrir esas cantidades. Los imprevistos también pueden producirse en el servicio recibido por parte de los proveedores. ¿Cómo reducir el riesgo de que eso ocurra en algún instante? Cuida la comunicación para establecer unas condiciones objetivas.
3. Practica un liderazgo consciente
Los imprevistos son inevitables en un negocio. Por ejemplo, la propia tecnología falla en algún momento o no se cumplen las expectativas depositadas en la evolución de la jornada. Los escenarios más complejos ofrecen lecciones clave para entrenar y desarrollar el liderazgo. La persona puede sentirse desbordada si se centra en la sensación de caos que experimenta a su alrededor. Pero la visión cambia cuando pone el foco en lo concreto y se ocupa de solucionar lo que ha ocurrido.
Es importante no caer en el ideal de una imagen perfecta del negocio, donde no hay espacio para ningún tipo de imprevisto. Es un factor que irrumpe en todo tipo de proyectos. Hay que conectar con el plano de la acción y avanzar hacia el cumplimiento de metas establecidas.
4. Señala las fechas clave y los plazos límite
El objetivo no es esperar hasta el último momento para hacer una gestión, entregar un proyecto o realizar una revisión. Es necesario que te anticipes a aquellos plazos del calendario que tienen una relevancia especial en el negocio. De este modo, si surge cualquier posible imprevisto, cuentas con el margen necesario para resolverlo y encontrar una solución. Revisa el calendario con frecuencia, haz un seguimiento de los aspectos más importantes de la empresa.
5. Comunicación asertiva y transparencia en la gestión de la situación
Muchos de los imprevistos que ocurren en el negocio tienen un impacto en diferentes direcciones. Por ejemplo, una noticia puede modificar el plan de trabajo de varios trabajadores que deben adaptarse a otra realidad. Por este motivo, es esencial mantener la transparencia en el mensaje expresado. La dificultad para afrontar una situación inesperada aumenta cuando se producen dudas y confusión en torno a las razones que han propiciado los cambios.