Existen distintos recursos que un emprendedor tiene a su alcance para montar un negocio. Algunos de esos bienes son internos: los principios son un ejemplo de ello. En un tiempo de inmediatez e incertidumbre, conviene priorizar los valores de largo recorrido: aquellos que miran al futuro.
1. Colaboración
Cuando un emprendedor tiene dificultades para delegar en los demás, carga sobre sí mismo un peso excesivo. Por el contrario, la colaboración crea puentes en un proyecto que está integrado por personas que trabajan en la misma dirección.
2. Paciencia
Si un emprendedor quiere observar resultados inmediatos a partir de su esfuerzo, puede frustrarse al no percibir esta compensación en el corto plazo. La paciencia es uno de los valores de largo recorrido. Te ayuda a descubrir la conexión que existe entre el ahora y aquello que está por llegar.
3. Servicio
Este valor aporta sentido a la misión emprendida por aquel profesional que con su negocio quiere mejorar la vida de los clientes. El catálogo de productos y servicios se complementa con el asesoramiento y el acompañamiento en la experiencia de compra.
4. Compromiso
La decisión de emprender supone una elevada responsabilidad. Por ello, el profesional debe valorar de forma sincera si quiere mantener este nivel de implicación a largo plazo. Esta decisión plantea ventajas e inconvenientes. El éxito y el fracaso se contemplan como una realidad potencial. Aunque una óptima planificación reduce los riesgos, no es posible reducir la incertidumbre a cero. Por ello, el compromiso es clave para trabajar en un proyecto.
5. Confianza
La falta de confianza en el proyecto y en uno mismo incrementa el número de obstáculos y el nivel de dificultad del propio emprendimiento. La mirada de la confianza aporta esperanza ante el futuro. El emprendedor se centra en aquello que es posible en este contexto.
Estos cinco valores para emprender un negocio miran al largo plazo.