Los planes de desarrollo individual en empresas y negocios potencian el aprendizaje, la proyección y la evolución de los empleados que, a través de una hoja de ruta a medida, encuentran un camino para avanzar en la organización. ¿Qué beneficios aportan y por qué son tan relevantes en la actualidad?
1. Construir un vínculo duradero entre la empresa y el colaborador
Si un empleado se siente estancado en su puesto de empleo, es probable que tome la determinación de abandonarlo si le surgen otras oportunidades mejores. Un plan de desarrollo individual, por el contrario, alimenta el compromiso a largo plazo y fortalece el vínculo profesional.
2. Cumplimiento de objetivos y metas importantes para personas y empresas
Una planificación eficaz, como se deduce del propio concepto, se alinea con objetivos y metas que son positivos desde una doble dirección. Es decir, la perspectiva del reto se enmarca en el contexto de la propia organización que, contando con la colaboración de los empleados, evoluciona y se fortalece.
3. Seguimiento
Un plan de desarrollo individual pone el acento en la perspectiva del proceso. Un proceso de medio y largo plazo en el que se producen cambios y transformaciones que son propiciados por la implicación de la propia entidad que acompaña a diferentes perfiles en la consecución de propósitos relevantes.
4. Impulsar el potencial de cada empleado de la organización
Hay un error que se repite con frecuencia en el ámbito laboral y en la gestión de recursos humanos: limitar el potencial de un empleado a su puesto de empleo. Es decir, encasillarle en tareas, funciones y roles que están muy determinados por el propio cargo.
Sin embargo, su potencial va mucho más allá de la rutina que desempeña actualmente. Así lo muestra el plan de desarrollo individual cuando ofrece buenos resultados. Tras completar el proceso, el profesional es consciente de su propio potencial.
5. Una inversión que se transforma en un beneficio para la organización
Una empresa invierte distintos medios en la gestión del talento, más allá del proceso de selección y contratación. Pues bien, es importante que la inversión llevada a cabo repercuta en el corazón de la propia organización y se quede en ella.
Ese es el propósito principal de un plan de desarrollo individual que forma y capacita al empleado para asumir nuevos retos (y seguir colaborando con el proyecto). Ten en cuenta que es una medida que impacta de forma directa en la reducción de la rotación de personal.
6. Productividad y resultados
El entorno actual es exigente y complejo para organizaciones y empleados. Los resultados son importantes porque, en muchos casos, determinan la viabilidad del proyecto. En consecuencia, un plan de desarrollo individual, que alcanza sus metas y objetivos, potencia la productividad y los resultados a largo plazo.
7. Preparación para afrontar el futuro y gestionar el cambio
El contexto actual destaca por la rápida velocidad con la que se suceden los cambios y, también, por las numerosas variables que pueden producirse en un mismo periodo de tiempo. Ignorar esa realidad puede agravar el riesgo de estancamiento.
Los planes de desarrollo individual aportan herramientas y recursos que dotan a los empleados de una mejor perspectiva para afrontar el cambio de manera proactiva. De este modo, es un acompañamiento que incide positivamente en los cimientos de la organización y, también, en los equipos en su conjunto y en sus componentes a nivel individual. En este momento del calendario, es importante que las empresas clarifiquen cuáles serán sus metas y objetivos para el próximo año. Y, también, qué recursos pueden destinar para impulsar cambios y hacer mejoras a largo plazo (contando con la colaboración de los trabajadores).