7 errores en la organización de las tareas del negocio

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Una organización eficiente es clave en un proyecto: facilita la evolución del negocio a largo plazo. Pero también incrementa el bienestar profesional del emprendedor que afronta gestiones, ocupaciones y responsabilidades. Una planificación adecuada agiliza el plan de acción. ¿Pero qué errores cometen los emprendedores en el afrontamiento de las tareas del proyecto?

1. Cuando la desconfianza impide delegar

Delegar es una necesidad, pero existen numerosos impedimentos que pueden interferir en el proceso. En ocasiones, los obstáculos no están causados por variables externas. Las propias creencias limitantes del emprendedor boicotean esa posibilidad.

Así sucede cuando ha interiorizado la idea de que nadie más puede ocuparse de ese asunto. Es probable que considere que la calidad del resultado será menor que si él mismo se hace cargo del proceso.

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2. Asumir un trabajo excesivo en un plazo de tiempo poco realista

El volumen de trabajo puede mostrar variaciones significativas a lo largo del año. De este modo, la incertidumbre es uno de los ingredientes que forma parte de la realidad del negocio. Encontrar el equilibrio en un contexto comercial cambiante es un buen aprendizaje.

Conviene no asumir un trabajo excesivo en un plazo de tiempo poco realista. Quizá sea posible renegociar las condiciones y establecer un margen más amplio.

3. Falta de previsión ante los imprevistos

La planificación del calendario es una experiencia positiva en el emprendimiento. El profesional puede revisar la lista de tareas que compone la programación del día y de la semana. La anticipación es positiva. De hecho, te ayuda a adoptar un enfoque proactivo en la gestión de las tareas.

Ocurre lo contrario en la postergación que genera una acumulación de asuntos pendientes. Los imprevistos y factores inesperados surgen en algún instante. Por ello, la estructura de la agenda no debe ser excesivamente rígida.

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4. Perder el foco principal

Es algo que puede suceder en numerosas ocasiones. Por ejemplo, está en conexión directa con el caso señalado en el apartado previo. Cuando el ritmo de la realidad se ve alterado por acontecimientos que no habían sido contemplados previamente, es necesario hacer un reajuste en la estrategia inicial.

Sin embargo, es posible perder el foco principal: aquel que determina qué es más importante y por qué. De este modo, incrementas el control sobre la situación. Por el contrario, cuando el foco queda desdibujado en el horizonte, crece la confusión, las dudas y la desorientación.

5. Cuando el perfeccionismo tiende a posponer un resultado

Los errores de organización, que repercuten en el ritmo de los resultados, parten desde posiciones muy diferentes. En ocasiones, es el propio perfeccionismo el que se convierte en el límite principal de una adecuada gestión del tiempo.

Cuando el emprendedor adopta esta expectativa, pone el acento en el potencial de mejora que es inherente a cualquier proceso. Es decir, crece el nivel de insatisfacción en relación con el trabajo realizado y su resultado.

6. Ignorar la carga mental

El tiempo dedicado a la realización de una tarea va más allá de la acción llevada a cabo. La gestión, la planificación y la organización también requieren de un alto nivel de compromiso. Existen numerosos aspectos que pasan desapercibidos en un proceso hasta el punto de parecer invisibles. Sin embargo, la suma de esos factores puede incrementar el cansancio y la carga mental.

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7. No identificar los ladrones de tiempo

Con frecuencia, el ritmo del día a día se orienta de manera permanente hacia los resultados. Sin embargo, el foco también debe dirigirse hacia el proceso.

El análisis de las debilidades y fortalezas proporciona información de valor sobre la gestión del tiempo. Por ejemplo, es posible agrupar tareas similares para desarrollarlas en un mismo bloque temporal. También conviene poner nombre a esas variables que derivan en interrupciones constantes.

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