La resiliencia es una importante capacidad que autónomos, profesionales y emprendedores pueden potenciar a partir de sus circunstancias. Sin embargo, ser resiliente en el mundo de los negocios no es un hecho automático, sino un proceso que implica el desarrollo de nuevas habilidades. En Empresariados compartimos ocho consejos para emprendedores que quieren ser todavía más resilientes.
1. Afronta, contextualiza y convive con la incomodidad
La rutina de un emprendedor conecta con novedades, imprevistos y situaciones que no se ajustan completamente a la planificación de la jornada. En esos instantes, surge una notable sensación de incomodidad ante un síntoma evidente: la persona se encuentra fuera de su zona de confort. Pues bien, cuando te posicionas más allá de la rutina habitual, y entrenas nuevas destrezas, fortaleces tu resiliencia.
2. Relajación y descanso para conectar con uno mismo
Es importante no estar permanentemente en un escenario de tensión, puesto que puede producir un agotamiento extremo. Por ello, existen hábitos y prácticas que el emprendedor puede incorporar en su estilo de vida para desconectar del proyecto y centrarse en sí mismo. La relajación, el deporte, la práctica de aficiones creativas y el descanso son pilares esenciales para impulsar la resiliencia.
3. Formación continua: factor clave para emprendedores resilientes
En la actualidad, la formación no se centra, únicamente, en la adquisición de nuevos conocimientos técnicos. El desarrollo de la resiliencia también se alinea con otras variables como la inteligencia emocional, el liderazgo, la asertividad, la gestión del estrés, la mentalidad de crecimiento, el trabajo en equipo, la empatía…
4. Hazte preguntas que inviten a la acción
Aquellas situaciones profesionales que se viven como un reto personal, derivan en numerosas preguntas que no siempre ponen el foco en una dirección constructiva. La resiliencia es clave para avanzar sin detener el paso. Por ello, es recomendable atender esas preguntas que ponen el acento en la finalidad, pero también en el cómo. ¿Para qué vas a completar un proceso determinado, tomar una decisión específica o actuar de esa forma? ¿Y cómo vas a finalizar el plan de acción?
5. Apóyate en tus fortalezas, cualidades y habilidades
Las limitaciones y carencias no cambian por poner el foco en las fortalezas, cualidades y habilidades. Sin embargo, sí adquieren una dimensión diferente, así como también cambia la visión que el profesional tiene de sí mismo. Un diálogo interior constructivo y amable fortalece la autoestima, la seguridad, la adaptación y la flexibilidad.
6. Explora otros caminos
Generalmente, la perspectiva de la realidad no se agota en un único camino. Es decir, hay otros itinerarios que puedes analizar, contemplar, evaluar y comparar. Pon el acento en las ventajas, beneficios y características de cada proceso antes de comprometerte con aquel que se adapta mejor a los recursos que tienes ahora (o que puedes desarrollar a medio o largo plazo).
7. Adopta una filosofía positiva
¿Qué dimensión crees que tendrá el asunto que ahora te preocupa en un plazo aproximado de cinco años? Si visualizas ese instante, y te posicionas en un futuro no tan lejano, es probable que tomes conciencia de que la cuestión actual, aunque merece tu atención, no es tan trascendente cuando la contextualizas en un periodo temporal más amplio.
8. Prioriza tu salud, más allá de la productividad
El ser humano es resiliente, pero cualquier esfuerzo tiene un límite. Y es importante que el emprendedor encuentre la medida en sus jornadas de trabajo para que el ritmo adoptado sea viable y sostenible a largo plazo. De lo contrario, puede poner en riesgo lo más importante: su salud y bienestar. En definitiva, si quieres desarrollar tu resiliencia como emprendedor, pon el foco en tus objetivos, pero dirige también la atención hacia ti mismo.