El liderazgo se presenta como un reto constante. Un desafío que también integra momentos de desorientación. En Empresariados compartimos ocho consejos para liderar empresas y negocios con inteligencia emocional.
1. Alimenta la motivación externa
No se trata de fomentar la dependencia hacia el reconocimiento externo. Cada profesional puede cultivar su propia motivación a nivel interno. Sin embargo, las caricias positivas nutren el talento, la creatividad y el bienestar de los empleados. Se materializan en frases concretas que reconocen el esfuerzo, la implicación y la superación.
2. Toma decisiones de forma consciente
El líder toma decisiones que pueden ser muy complejas. En ocasiones, no puede detenerse durante mucho tiempo para analizar cuál es la alternativa correcta entre diferentes opciones. Sin embargo, cualquier medida que se lleva a cabo produce consecuencias. En definitiva, haz aquello que crees que es más adecuado en el contexto en el que te sitúas. Ten en cuenta cuáles son las necesidades de la empresa y del equipo.
3. Existen distintos tipos de motivación
La motivación es un ingrediente que adquiere perspectivas distintas en las expectativas de cada empleado. Algunos profesionales se orientan hacia el logro y la consecución de resultados. Otros priorizan el buen clima de trabajo y el sentido de pertenencia. Algunas personas desean crecer en la empresa al acceder a puestos de más responsabilidad. Por ello, conoce al equipo en el que trabajas para conectar con las necesidades de cada colaborador.
4. No existen las emociones negativas
Cuando un líder etiqueta una emoción como negativa, tiende a reprimirla o evitarla. Y transmite un mensaje limitante a los empleados. Durante el ejercicio del liderazgo pueden surgir sentimientos, sensaciones y emociones muy diferentes. Escucha incluso aquellas que te resulten más desagradables porque también tienen algo que decirte en el contexto de una negociación, en una reunión de trabajo, en la gestión de un imprevisto o en cualquier otro ámbito.
5. Humaniza las relaciones con tu equipo de trabajo
Incluso en las situaciones más complicadas, no pierdas de vista el valor del vínculo profesional. El equipo no debería girar alrededor del líder de forma constante. Ese posicionamiento alimenta el ego de quien ejerce una influencia que parece elevar su propia vanidad.
La dirección que une al grupo remite hacia un punto diferente: el objetivo. Humaniza las relaciones con el equipo: guía y acompaña como un mentor que comparte su conocimiento, su experiencia y su sabiduría profesional.
6. Pide opinión a los responsables de departamento y los empleados
La visión de una situación se enriquece cuando el líder integra diferentes puntos de vista. Pues bien, puedes pedir retroalimentación a los directores de departamento y a los miembros del equipo en torno a aquellos asuntos que implican a varias personas. Cada perfil puede aportar su experiencia, formación, perspectiva y capacidad de crecimiento.
7. Fórmate para desarrollar tu inteligencia emocional y social
Como líder, es importante que conozcas cuestiones técnicas que están directamente vinculadas con la especialidad de la entidad en la que desarrollas tu labor. Pero la preparación de un líder integra otras muchas variables: habilidades sociales, comunicación asertiva, resolución de conflictos, empatía, mentalidad de crecimiento, colaboración…
8. No aspires a agradar a todo el mundo
La posición del líder no es la de un amigo. La calidad del vínculo no depende de la amistad, sino de otros valores como la sinceridad, la coherencia y la responsabilidad. El liderazgo es muy complejo en la práctica porque supone tomar decisiones que pueden alejarse de las expectativas del entorno. Es decir, quizá haya alguien que no esté de acuerdo con una medida. Por tanto, si quieres liderar con inteligencia emocional una empresa establece una diferenciación entre lo importante y lo secundario.