La elección de la idea de negocio representa ese anclaje fundamental en la determinación de la puesta en marcha de un proyecto realista. Esta determinación también es vulnerable ante el efecto de posibles fallos. ¿Cuáles son los más habituales?
Falta de introspección
Esta búsqueda no solo debe partir de la reflexión en torno a esta idea, sino también en torno a ti mismo. Debe existir un equilibrio entre ambos planos de realidad, es decir, lo ideal es que tu negocio esté alineado con tu potencial, tu preparación, tu vocación, tu motivación, tu compromiso y tu tiempo.
Indecisión constante
Existen tantos nichos de mercado y tantas ideas posibles que una persona puede arrastrar el peso de la duda crónica. Así ocurre cuando al elegir una opción frente a las demás, experimentas el vértigo del miedo a equivocarte por descartar otras propuestas interesantes.
Priorizar el factor de la rentabilidad
Este criterio es importante, pero no es el único determinante cuando se trata de concretar una elección tan vital que te implica como protagonista durante un largo plazo de tu futuro.
Confiar en exceso en la intuición
La idea debe superar el examen de aquellas preguntas que surgen en torno a este objeto de análisis. Y estas respuestas deben estar respaldadas por datos y argumentos que trascienden al plano meramente intuitivo de la primera impresión.
No observar las oportunidades que existen en los obstáculos
Emprender es un reto que implica la determinación de la valentía siempre centrada en el realismo. Sin embargo, esta iniciativa se rompe incluso con la idea más brillante cuando el miedo de los obstáculos existentes se transforma en una forma de autoboicot. En muchos casos, detrás de cada límite existe una fortaleza a desarrollar. Por tanto, conviene no tener una visión reduccionista de la idea de negocio sino una mirada integral.