La innovación puede convertirse en la fórmula de diferenciación que elige un negocio para destacar frente a la competencia. ¿Qué necesita una entidad para materializar este proceso creativo?
Recursos humanos
Las personas son el principal activo de esta transformación como sinónimo de talento alineado con esta competencia. Personas que convierten su visión (innovación) en su misión (acción). El trabajo en equipo multiplica el potencial de la innovación a través de la retroalimentación continua.
Formación y conocimiento
El conocimiento no es un camino en el que existe un límite definitivo. Gracias a ello, siempre es posible innovar. La persona puede seguir cultivando su intelecto con nuevas dosis de inspiración continua que aumentan la flexibilidad mental. Es decir, la investigación permite llegar a conclusiones desconocidas hasta el momento.
Dinero
La innovación queda contextualizada en la realidad de la vida a través del condicionamiento económico que define a este propósito. Para que una empresa pueda innovar, debe contar con recursos destinados a este fin. Es imposible innovar sin inversión. Por ello, conviene poner en valor este propósito como parte del desarrollo de la organización.
Recursos técnicos
En relación con la inversión, la organización debe invertir en recursos que a modo de medio potencian el fin de innovar gracias a la utilización de estos recursos. Por ejemplo, actualmente, es especialmente importante invertir en tecnología.
Tiempo
Lo económico no solo puede entenderse a través del valor de las monedas, sino también, por medio de la valoración de las horas como un recurso que está intrínsecamente unido a este proceso. Los plazos forman parte de la esencia de la innovación gracias a la definición contextualizada en el calendario de objetivos realistas, medibles y cuantificables.
Por medio de este compromiso firme con la innovación, un negocio lleva hasta su ADN esta búsqueda de nuevas preguntas y respuestas.