En el día a día del trabajo se producen situaciones que bajo la presión laboral y el cansancio, pueden dar lugar a conflictos. Es posible resolverlos de una forma positiva.
Los conflictos son naturales
En primer lugar, conviene tener una visión acertada de esta situación al asumir que es natural que se produzcan conflictos porque cada persona es distinta. Quienes no ven los problemas como algo natural adoptan la actitud de huida que es muy poco acertada.
Reforzar positivamente al otro
En una conversación para resolver un conflicto es fundamental no poner el foco de atención únicamente en lo negativo, conviene reforzar a la otra persona con mensajes positivos para que se sienta valorada.
Hablar del hecho y no de la persona
Conviene tener clara la diferencia para entender que ante un conflicto se está hablando del hecho concreto y no de la persona. Es fundamental diferenciar ambos ámbitos para evitar una sensibilidad excesiva o llevarlo todo al terreno del ataque personal.
Hablar desde el yo
En vez de iniciar una conversación con reproches es mejor iniciar el diálogo desde el yo, respetar los turnos de palabra, no cortar al otro en su discurso y tener la posición adecuada ante un conflicto que es la que responde al esquema yo gano-tú ganas. Es decir, en una discusión, un acuerdo es un medio de que ambas partes salgan ganando porque de lo que se trata no es de derrotar al otro.
Hablar cuanto antes
El tiempo es un factor determinante en la resolución de conflictos. Cuanto más tiempo tardamos en hablar con la persona más difícil es solucionar el tema. Por tanto, no pospongas la búsqueda de una decisión.
Actitud ante el diálogo
Mira a los ojos de tu interlocutor, evita mirar el reloj o atender el teléfono en una situación así. Piensa en positivo y valora a la persona por quien es y no por lo que ha hecho.