El ámbito corporativo, el emprendimiento y el mundo de los negocios van más allá de la innovación en torno a una idea concreta. El asesoramiento legal es clave incluso desde la fase de preparación. Y se convierte en indispensable tras la inauguración de una entidad que, de forma inevitable, interactúa con los cambios que se producen en el contexto. Novedades que pueden tener su reflejo en una nueva normativa que afecta de manera directa a la empresa.
Abogado de empresa: interno o externo
En ese caso, es esencial que el responsable del proyecto esté informado sobre aquellas cuestiones que inciden de algún modo en la empresa. Pero no es fácil abarcar cada una de las áreas de un proyecto, porque tampoco es posible ser experto en todas las ramas. Por este motivo, el abogado de empresa se convierte en un referente de confianza y apoyo para emprendedores, empresarios y autónomos. La figura de un abogado adquiere una visibilidad especial en situaciones que plantean alguna dificultad o un conflicto que puede tener implicaciones legales.
En ese caso, el implicado busca el asesoramiento externo para gestionar el suceso de forma positiva. Pues bien, la colaboración con un abogado de empresa no tiene por qué limitarse a esos instantes que, por otra parte, generan preocupación e incertidumbre. Su apoyo puede ser decisivo, precisamente, para evitar ese tipo de circunstancia.
Aunque el asesoramiento especializado es tan relevante en una empresa, el acompañamiento debe adaptarse a la realidad de la entidad. Algunos negocios no necesitan contar de forma permanente con un abogado interno que responde cualquier consulta de manera inmediata. Sin embargo, esta figura sí suele formar parte de grandes compañías. Por su propia vinculación con el proyecto, sabe directamente qué desafíos y objetivos implican a la entidad. Conoce en detalle cuál es la etapa en la que se encuentra. En ese caso, el abogado interno forma parte del organigrama de la entidad.
Cuándo elegir un abogado de empresa (interno o externo)
En consecuencia, este debe proporcionar información actualizada en un lenguaje comprensible y cercano. Pero la entidad también debe crear las condiciones favorables para la atracción y retención del talento de profesionales especializados en derecho de empresa. Aquellas entidades que no requieren del asesoramiento permanente de un abogado interno, o que se plantean otra alternativa viable en relación con el presupuesto, demandan los servicios de asesores externos. La figura del abogado en el ámbito corporativo es muy importante en la actualidad.
Este puede colaborar de manera interna o externa a lo largo de las distintas etapas del proyecto. Por ejemplo, cuando la idea inicial ya se ha consolidado, y el nombre de empresa ha ganado una gran proyección en el mercado, quizá aporte los recursos suficientes para contar con un especialista en el campo jurídico que se integra al equipo para resolver cualquier incidencia. La perspectiva legal y el cumplimiento de la normativa también son determinantes durante la fase de planificación y puesta en marca de una iniciativa. Pero es probable que el responsable no tenga los medios disponibles para solicitar la atención de un abogado interno. En ese tipo de proceso, es habitual contactar con un profesional externo.
El abogado de empresa que colabora de forma interna con la entidad adopta un papel proactivo. Asesora sobre distintas cuestiones como, por ejemplo, formalización de contratos, proceso de transformación digital o internacionalización. Su asesoramiento también puede ser determinante para negociar acuerdos que son favorables para la compañía. El abogado de empresa desempeña un papel proactivo en la actualidad. Pues bien, el término proactividad sintetiza el cambio y la evolución que ha experimentado el rol del abogado de empresa.