El optimismo ante el emprendimiento puede llegar a idealizarse cuando el emprendedor anticipa un horizonte de éxito asegurado. Más allá de la implicación y de las habilidades personales, la evolución del proyecto puede avanzar en varias direcciones. Sin embargo, la esencia de una mentalidad optimista se aprende, se practica y se educa. ¿Cómo desarrollar este potencial en el emprendimiento? En Empresariados compartimos seis consejos:
1. Comprométete con metas viables en la práctica
Existen errores habituales que elevan el riesgo de autoboicot personal. El exceso de ambición puede derivar en el planteamiento de metas que son poco realistas a corto, medio o largo plazo. Si quieres alimentar el optimismo inteligente, elige propósitos significativos y realizables.
2. Conecta con tu ámbito de influencia
El emprendimiento es complejo en sí mismo. Pero las dificultades se intensifican todavía más cuando el profesional minimiza el impacto de su ámbito de influencia. ¿Dónde pones el foco y la atención? No ignores los factores externos, pero ten en cuenta que no siempre se alinean con la voluntad. Por el contrario, desarrolla tu capacidad para actuar de manera proactiva. Es decir, adopta el enfoque de la planificación para afianzar las bases del proyecto.
3. Analiza distintas posibilidades
Generalmente, las situaciones no tienen una lectura única. Es posible contemplar diferentes perspectivas. Cada ángulo aporta nuevas posibilidades y oportunidades. En definitiva, analiza un escenario desde una visión integral. Observa la conexión que existe entre diferentes factores que son inherentes al propio emprendimiento. El éxito del proyecto produce un bien que trasciende más allá del plano económico. Genera un impacto positivo en la vida del público objetivo.
4. Refuerza el autocuidado
El mundo de los negocios es tan exigente que el emprendedor corre el riesgo de olvidarse de su propio autocuidado. El emprendimiento requiere dedicación, constancia y perseverancia. Pero la energía y la creatividad se agotan tras un periodo marcado por la falta de descanso. Por el contrario, el autocuidado y las acciones que refuerzan el bienestar alimentan el optimismo inteligente. Ten en cuenta que fortalecen el sentido del humor, la motivación, la inteligencia emocional y la capacidad para tomar decisiones. Además, reducen el estrés, las preocupaciones y la incertidumbre.
5. Desarrolla tus áreas de mejora
Generalmente, las acciones repetidas anticipan un resultado previsible. Por el contrario, los frutos cambian cuando existe un proceso de aprendizaje. Cultiva las fortalezas, los aciertos y los hábitos positivos. Pero intenta ir un paso más allá de aquello que funciona actualmente. Es posible profundizar en las debilidades y áreas de mejora.
6. Respalda las decisiones con datos y cifras
Uno de los riesgos en la idealización del optimismo es llegar a creer que todo es posible en la práctica. Sin embargo, una visión positiva no garantiza que las expectativas se cumplan. Es recomendable que una medida esté respaldada con datos. Las intuiciones no siempre avanzan en la dirección deseada. Los objetivos también pueden confundirse con deseos personales. En cambio, la realidad se describe por medio de variables contrastables que dibujan una fotografía de la situación.
7. Integra el optimismo inteligente en tu estilo de liderazgo
Existen diferentes maneras de ejercer el liderazgo en un proyecto. Integra el optimismo inteligente como forma de influencia. Es decir, transmite confianza en tus colaboradores. Forma y delega a las personas que se integran en el equipo. Alimenta el talento y refuerza el salario emocional. Adopta una visión del éxito que se aleje del individualismo. El camino es más sencillo cuando se comparte con proveedores o profesionales que tienen una visión similar.
Por tanto, emprender es una experiencia dinámica y compleja. No solo puedes vivir ilusión, alegría y motivación durante el proceso. El optimismo inteligente no niega la posibilidad de sentir frustración, decepción, tristeza o inseguridad.