Potenciar la adaptación al cambio en un pequeño negocio es el factor clave para propiciar su continuidad. Los factores externos cambian con frecuencia, por ello, la realidad interna del pequeño comercio no puede permanecer estática. ¿Cómo impulsar su flexibilidad para crecer y evolucionar?
1. Adoptar una mentalidad positiva ante los cambios
La visión y el afrontamiento del cambio dependen, en parte, de la mentalidad del propio emprendedor. Cuando el responsable del negocio permanece en la comodidad de aquello que funciona actualmente, no se anticipa a las tendencias que van a irrumpir a corto plazo. Por el contrario, la transformación del proyecto avanza a buen ritmo cuando el emprendedor tiene una mentalidad proactiva.
2. Actualización de la formación profesional
Los dueños de pequeños negocios quieren lograr nuevos objetivos. Desean introducir nuevas herramientas en el proyecto. Se comprometen con el horizonte de la innovación y la creatividad. ¿Pero cómo adquirir la preparación necesaria para impulsar una importante transformación en el punto de venta? La actualización de la formación es clave. Especialmente, cuando el aprendizaje se alinea con necesidades esenciales del negocio como la digitalización, la venta online o la gestión de las redes sociales.
3. Integración de nuevas de formas de promoción
La inversión en acciones de marketing es determinante para conectar con los compradores. ¿Cómo presentar los productos y servicios ante el público objetivo? Las formas de promoción cambian y evolucionan. El componente digital está muy presente en las tendencias actuales. La colaboración entre grandes marcas e influencers consolidados es un ejemplo de ello.
Generalmente, el pequeño comercio no dispone del presupuesto necesario para contratar a perfiles con un gran número de seguidores. Pero sí puede incrementar su ámbito de influencia por medio de campañas en las que participan microinfluencers (son profesionales que transmiten confianza y credibilidad). Es decir, es posible establecer un acuerdo con un perfil con proyección en el entorno local en el que se integra el comercio.
4. Cuidar la presencia online
La actualización de la imagen de un negocio puede contextualizarse en las instalaciones del proyecto. Por ejemplo, un cambio en el escaparate resulta muy atractivo durante la Navidad o en el inicio de una estación. Sin embargo, la visibilidad de un comercio va más allá de la dirección en la que se ubica.
Una cuidada presencia online es determinante para reforzar la adaptación al cambio en un punto de venta: una página web con una organización práctica, un blog con una constante actualización de contenidos y las publicaciones de redes sociales pueden marcar la diferencia en una tienda de barrio. Es recomendable contratar los servicios de profesionales especializados que suman el valor del talento digital al proyecto.
5. Poner en valor la esencia del pequeño comercio
La estrategia de adaptación al cambio no solo debe valorar la integración de aquello que falta en el proyecto. Es decir, conviene analizar las debilidades para encontrar soluciones adecuadas. ¿Qué es aquello que funciona y marca la diferencia en relación con la calidad y la excelencia? Generalmente, el trato personalizado y acogedor caracteriza al pequeño comercio.
Pero eso no significa que la experiencia del cliente particular siempre destaque esas características positivas. Es importante escuchar al público objetivo para hacer ajustes y mejoras.
6. Objetivos realistas a corto y medio plazo
El cumplimiento de metas cercanas adquiere una relevancia especial en este contexto comercial. Es importante no permanecer quieto ante las novedades del entorno. ¿Cómo avanzar en una dirección perfectamente planificada? Por medio del establecimiento de propósitos que están próximos en el tiempo.
¿Cómo potenciar la adaptación al cambio en el pequeño comercio? A través de un plan de acción. Las medidas individuales se complementan con las iniciativas llevadas a cabo por medio del asociacionismo.