Existen personas que arrastran un gran malestar laboral, la lectura que hacen de su día a día en la oficina es negativa, sienten que protagonizan una película injusta. Sin embargo, en más de una ocasión, las personas que echan la culpa a las circunstancias externas de un conflicto, no se dan cuenta de que en realidad, el problema está en ellas mismas. Existen unos indicadores que reflejan esta situación.
Cuando siempre se repite la misma historia
Existen personas que cambian de empleo pensando que así van a solucionar todos los conflictos tenidos hasta ese momento en su anterior empresa. Sin embargo, al poco tiempo de estar en ese nuevo proyecto, vuelven a repetir vivencias muy similares a las de la anterior etapa. Este ejemplo muestra que los problemas no se solucionan por sí mismos o por evitación sino que hay que afrontarlos.
Cuando una persona no afronta esos problemas, los lleva consigo allí donde va a cualquier lugar. De esta forma, no parte de cero en un nuevo trabajo, sino que ya arrastra una asignatura pendiente.
No te cae bien ningún compañero
Cuando no te cae bien ningún compañero de trabajo o son muy pocas las personas con las que te relacionas en positivo, deberías hacer autocrítica para poder mirar qué está pasando en tu interior.
Es natural no tener el mismo grado de afinidad con todos los compañeros de trabajo pero cuando eres tan exigente que no das el aprobado a ninguno de ellos, tienes que pensar que algo está fallando en tu interior ya sea por exceso de perfeccionismo, por problemas de autoestima, por no saber trabajar en equipo, por sufrir complejo de superioridad o por otras posibles razones que puedes descubrir haciendo un proceso de coaching.