Cómo ser un buen consultor de empresas


Pudiera parecer que nadie puede conocer mejor que el emprendedor qué es lo que ocurre en su empresa puesto que es un proyecto que él mismo ha creado. Sin embargo, la objetividad es una visión que surge con más facilidad en la distancia de poder analizar una situación determinada sin tener una implicación personal y emocional en el proyecto. Por eso, contar con un agente externo que aporta una visión de cambios posibles en la empresa, puede ser de gran ayuda. Este es el papel principal de un consultor de empresas. Desde su posición de agente independiente, el consultor debe evitar los juicios de valor para centrarse en datos constatables.

Habilidades sociales de un buen consultor

Un buen consultor de empresas debe de tener habilidades sociales tan importantes como la escucha activa, tener empatía, buena capacidad para hablar en público y un buen dominio del vocabulario para expresar de una forma sencilla lo complejo. El consultor debe de adaptarse al lenguaje del cliente para poder ser entendido. Es una profesión en la que la edad puede ser un factor muy valorable cuando es sinónimo de experiencia profesional, madurez y trabajo.

Identificar el problema y ofrecer soluciones

El consultor no debe de identificar únicamente cuáles son las áreas de mejora en una empresa sino que lo verdaderamente importante es que el cliente aporte alternativas de actuación. Ofrecer un abanico de posibilidades potencia la libertad del emprendedor. Un consultor debe de ser una persona que tiene la capacidad de equilibrar el conocimiento global de una realidad amplia con la atención a lo concreto. Se deben adaptar las posibles soluciones a la realidad concreta del cliente.

Un consultor externo aporta nuevas ideas que pueden ser esenciales para hacer un proceso de cambio. Un punto esencial de un buen consultor es que sea experto en su materia. Es un profesional con una buena seguridad en sí mismo y confianza.

Deja una respuesta