Ser autónomo es una responsabilidad más compleja que aquella que se resume en la idea de «ser tu propio jefe». ¿Cuáles son los errores financieros que pueden cometer los profesionales de este sector?
Diferenciación por precio
Uno de los trámites que debes realizar como autónomo es gestionar presupuestos. Un trámite que irás perfeccionando a partir de tu propia experiencia.
Tu referencia directa está vinculada con los costes que marca la competencia, puesto que esta información es tenida en cuenta por los clientes al tomar su decisión definitiva de compra.
Sin embargo, determinar las relaciones comerciales potenciando principalmente la diferenciación por precio no es la mejor estrategia de marca. Definir precios demasiado bajos con el objetivo de lograr los primeros clientes puede hacer que te olvides de la propia rentabilidad de tu trabajo.
No planificar el ahorro
El trabajo autónomo tiene una exigencia que únicamente quienes ejercen su actividad de este modo conocen de verdad en la práctica. El volumen de trabajo no es exactamente el mismo todos los meses y esto hace que te plantees tu vida desde una perspectiva en la que el ahorro es la mejor manera de compensar aquellos meses en los que tal vez tengas menos ingresos.
No determinar el precio por hora de trabajo
El cálculo de este dato es fundamental para poner en valor el tiempo objetivo que has invertido en un proyecto determinado. A su vez, esta cifra, al igual que otros gastos fijos y variables derivados de tu actividad, también constituyen una realidad asociada a la elaboración de presupuestos.
No contar con ayuda especializada
Cuando empiezas a trabajar como autónomo descubres la complejidad de tareas para las que tal vez no te sientes lo suficientemente preparado. Contar con un gestor que te asesore en los temas de contabilidad y fiscalidad te ayudará a resolver cualquier duda en este apartado de tu experiencia profesional.