Muchas veces, en las reuniones de trabajo salen a la luz conflictos personales o situaciones que restan la atención de lo realmente importante. El éxito de una reunión de trabajo es resultado de la buena voluntad de todos los miembros de un equipo, y tristemente, cuando hay alguien que se empeña en romper ese orden, es difícil, que la situación, no termine salpicando a todos a través de la negatividad y el mal rollo que genera la falta de saber estar.
No caigas en actitudes infantiles
Los adultos, pueden llegar a ser peor que los niños cuando en vez de escuchar a alguien, con el deseo de aprender algo de esa persona, lo que hacen es criticar su exceso de protagonismo porque habla demasiado. En realidad, conviene ser flexible respecto de esta cuestión.
Tener una actitud cerrada
La falta de satisfacción en el trabajo a nivel general, también trae otras consecuencias negativas. Existen personas totalmente cerradas a nivel laboral. No saben escuchar de una forma asertiva las ideas porque sin que el interlocutor haya terminado de exponer una idea, ya están tirando por tierra todo su argumento. Si de verdad quieres aportar algo bueno, entonces, piensa que es muy fácil destruir en un segundo una idea que una persona ha tardado más tiempo en llevar a cabo. Por tanto, valora el esfuerzo ajeno.
Caer en el ataque personal
En otros momentos, también se pueden producir ataques personales en una reunión de trabajo. Algo que no tiene ningún sentido porque si de verdad tienes un conflicto con una persona soluciónalo con ella hablando en la intimidad, pero no delante de más gente que no tiene porqué posicionarse o respirar una tensión innecesaria.
Evita las interrupciones
Existen interrupciones de diferente tipo: llegar tarde, hablar por lo bajo con otro compañero, no apagar el teléfono móvil… Todo ello, altera el ritmo de la reunión y además, causa una mala imagen.