Encontrar el espacio ideal para trabajar de acuerdo a las propias necesidades personales es una decisión esencial puesto que el entorno de trabajo también influye en la concentración y en el desempeño profesional. Cada vez están más demandados los espacios coworking que permiten al freelance contar con un entorno profesional durante un número de horas concreto a la semana. Sin embargo, conviene puntualizar que existen diferencias importantes entre el coworking y la oficina compartida que también puede ser una alternativa. ¿Cuáles son las diferencias entre ambos tipos de servicios?
Qué es un centro de coworking
Es un espacio de trabajo diáfano en el que distintos profesionales realizan su trabajo en un entorno de colaboración que pretende impulsar el espíritu de equipo. Un espacio coworking es mucho más que el lugar en el que cada coworker realiza su labor profesional ya que es un centro en el que también se programan actividades culturales de interés profesional, por ejemplo, exposición de charlas, congresos, eventos de networking… Este plus de actividades es otra de las diferencias que existen entre coworking y oficina compartida.
Un centro de coworking es dinámico puesto que nuevos colaboradores pueden sumarse al proyecto si queda espacio disponible.
Qué es la oficina compartida
Una de las grandes diferencias entre la oficina compartida y el coworking reside precisamente en que en el primer caso, no existe esta finalidad de colaboración y de intercambio de información que es la filosofía de trabajo de un coworker. Sin embargo, el profesional valora esta opción porque le permite compartir gastos de local.
Se trata de un modelo de negocio en el que una empresa subalquila un espacio concreto. Esta oficina cuenta con zonas diferenciadas y autónomas. Los freelance deben pagar una cuota fija mensual por la contratación del espacio. Este modelo de negocio, al igual que el coworking, implica compartir espacio pero no invita a la colaboración profesional.