Con frecuencia, cuando se piensa en el sueño de montar un negocio, se pone el punto de atención en la parte bonita de este proyecto, por tratarse de un objetivo marcado por la vocación, el deseo de desarrollo profesional y la posibilidad de ofrecer un servicio al cliente. Sin embargo, el factor económico está presente desde el momento en el que se piensa en materializar una idea. Uno de los principales obstáculos de los emprendedores está relacionado con la inversión inicial necesaria y la búsqueda de fuentes de financiación para poder hacer viable dicha idea. Una inversión que además, puede ofrecer resultados positivos a largo plazo o, por el contrario, concluir con el cierre del negocio ante la falta de rentabilidad y la acumulación de deuda.
Otras dificultades económicas
Por otra parte, mientras que un trabajador por cuenta ajena gana un sueldo fijo cada mes, un emprendedor abre las puertas de su negocio con la incertidumbre de no tener un sueldo estipulado en los inicios del proyecto. Pudiendo ocurrir que incluso haya meses en los que el sueldo que puede cobrar es mínimo.
Además, también puede suceder que una vez abierto el local los ingresos generados sean bajos y, sin embargo, el número de pagos es muy alto: gastos del local, impuestos, seguridad social…
En muchos casos, también conviene puntualizar que algunos emprendedores se enfrentan a la competencia desleal como muestra el caso de aquellos profesionales que trabajan en negro y no cumplen con todos los criterios legales.
Otros obstáculos habituales
El negocio tarda en dar beneficios más tiempo del que se había planificado en un primer momento. La diferencia entre expectativas y realidad puede ser notable. Además, no solo hay que atender al tipo de financiación necesaria para emprender en un primer momento sino también, para hacerlo crecer en etapas de consolidación.