La pereza es muy humana pero existen trabajadores que acuden a la oficina con la pereza a cuestas. Pierden el tiempo, no rinden al máximo y, lo que es peor, no son conscientes de su verdadera realidad personal.
Expertos en poner excusas
Los trabajadores perezosos no tienen objetividad a la hora de verse a sí mismos tal y como son. Por esta razón, tampoco asumen las críticas de una forma asertiva y se toman cualquier comentario externo como un ataque a su dignidad personal. Existe un tipo de empleados perezosos que son aquellos que encuentran la excusa perfecta para justificarse ante cualquier comentario del jefe.
Esta búsqueda constante de excusas muestra la falta de responsabilidad por parte del trabajador que no asume sus errores y al no hacerlo, tampoco existe opción de cambio. Los trabajadores que tienen un montón de excusas en su repertorio son como los estudiantes que consideran que han suspendido un examen porque el profesor les tiene manía.
Ante un trabajador que pone excusas, conviene ser estricto para hacerle saber que es uno más en el equipo y es tratado en igualdad de condiciones.
Posponer el trabajo hasta el final
Existen personas a las que les cuesta mucho arrancar para empezar con un proyecto. No son vagas por costumbre pero les cuesta el inicio de algo.
Son personas que cumplen con las fechas pero apuran hasta el último momento para finalizar las tareas y fruto de esta forma de trabajo, arrastran mucho malestar, mal humor y estrés en la recta final cuando tienen que hacer más horas de trabajo por culpa de su mala organización.
El problema no surge cuando un trabajador no cumple las fechas de una forma puntual sino cuando cae en este error por costumbre. En ese caso, conviene hablar con él para saber qué está fallando en concreto en su gestión del tiempo.