Si cada empresa pusiera los medios al alcance del trabajador para fomentar su desarrollo y su potencial, entonces, los trabajadores no sólo serían más felices en dicho empleo sino que también, rendirían mucho más en el día a día en la oficina. Uno de los objetivos del coaching empresarial es precisamente, poner una herramienta al alcance del directivo para poder ayudar a los trabajadores a desplegar sus alas, liberarse de ataduras emocionales como la rivalidad o la envidia, y trabajar con ganas e ilusión.
El coaching empresarial muestra un proceso de cambio. Algo indispensable en plena crisis económica donde todos debemos hacer un esfuerzo añadido por adaptarnos a los factores del entorno. No todos los trabajadores responden del mismo modo ante un proceso de coaching empresarial, sin embargo, en general, los resultados sí suelen ser muy positivos. De hecho, muchas personas necesitan atención y un punto de apoyo en la rutina laboral. En esencial, el coaching empresarial está dirigido a todas aquellas personas que realicen funciones de mando en una empresa. No se trata de una terapia psicológica sino de un proceso de empoderamiento personal y de un entrenamiento.
Los directivos suelen poner algunas excusas a la hora de iniciar un proceso de coaching. Por ejemplo, matizan que no tienen tiempo disponible para dedicarle a este proceso. Por ello, el coach también puede ser muy ingenioso a la hora de hacer ver al coachee todas las ventajas que podrá obtener del proceso de coaching. Es decir, puede responderle que aprenderá a gestionar mucho mejor el tiempo por ello, podrá llegar con más facilidad a todo. Por tanto, se trata de mostrar que el coaching empresarial es una ganancia en todos los sentidos. El tema de los gastos y del precio de cada sesión de coaching tiene que acordarse en primer lugar.