El coaching se ha convertido en un valor en alza dentro del terreno laboral. Pues bien, sólo estarás preparado para iniciar un proceso de coaching cuando estés dispuesto a asumir que tienes que poner de tu parte para ser feliz, es decir, para buscar las respuestas dentro de ti mismo. Al contrario que en una terapia tradicional en la que existe más diálogo, el coaching es un proceso basado en el método pregunta-respuesta al más puro estilo socrático. Y es que Sócretes fue uno de los filósofos del diálogo y de la verdad.
Sin embargo, la clave de dicho proceso está más en las respuestas que en las preguntas. El coach no es más que un guía, por tanto, la introspección es esencial para poder descubrir qué sucede dentro de uno mismo. Por otra parte, nadie puede esperar que un proceso de coaching sea inmediato y dé frutos positivos en dos semanas. Estamos hablando de temas humanos, de emociones y de felicidad, por tanto, se necesita contar con un plazo de tiempo adecuado para poder disfrutar de este proceso sin ningún tipo de presión.
El coach nunca debe interceder con sus experiencias personales sencillamente, porque el mapa del mundo de cada persona es diferente, al igual que los valores también lo son. Por tanto, el coaching se ha convertido en una herramienta muy eficaz para mejorar a nivel individual dentro del entorno laboral. De hecho, algunas empresas ofrecen a sus empleados servicios de este tipo.
En el entorno laboral pueden surgir diferentes conflictos: falta de motivación, una mala relación con el jefe o con los compañeros, miedos, aburrimiento, inseguridad… Pues bien, todos estos conflictos emocionales pueden ser tratados con éxito a través del coaching.