¿El emprendedor nace o se hace? Aquellos que afirman que el emprendedor es una persona que ha nacido con unas cualidades innatas para ello, no se dan cuenta de que el ser humano tiene una gran capacidad de superación y de aprendizaje. De hecho, muchos emprendedores han aprendido a dirigir su propia empresa habiendo trabajado en primer lugar para otro jefe.
Y es que, un trabajador puede aprender mucho sobre la empresa en la que trabaja a través de la observación y del análisis. Para ello, se necesita inquietud, es decir, no limitarte a la función de tus labores sino también, analizar cómo es el nivel de motivación en el equipo de trabajo o qué estrategias se utilizan para mejorar la comunicación y la atención al cliente.
Por otra parte, la formación es un valor en alza en la sociedad actual, y además, el punto positivo es que cualquier edad es buena para estudiar. De hecho, incluso en caso de dar el paso de volver a estudiar a la universidad en la madurez cabe destacar que existe la ventaja de que el estudiante aprovecha mucho más el tiempo en ese momento y también, es mucho más consciente de qué quiere y de cuáles son sus objetivos. Por tanto, el grado de temor ante el futuro también es menor.
Conviene desterrar mitos sobre los emprendedores para no idealizar tampoco de una forma desmedida a aquellas personas que tienen la valentía de apostar por su propio negocio. En positivo, se trata de personas que han descubierto aquello que de verdad les motiva y qué quieren hacer con su vida desde un punto de vista laboral. Pero no sólo se trata de personas que tienen claras sus ideas sino que también, apuestan por ellas hasta el final. En definitiva, el emprendedor se descubre a sí mismo con el paso de los años.