Ser tu propio jefe es un objetivo difícil de alcanzar para aquellas personas que necesitan de una autoridad externa para rendir a nivel laboral. Sin embargo, tener la madurez de ser tu propio jefe también te aporta libertad interior y capacidad de tomar tus propias decisiones. Para ser emprendedor es necesario tener un alto grado de inteligencia emocional, en primer lugar, para entender que eres tú quien tiene las riendas de tu negocio, es decir, eres tú quien pone las normas. En cambio, existen casos en los que el trabajador termina esclavo de su negocio cuando se siente desbordado por el trabajo.
Para ser tu propio jefe, lo ideal es que también atiendas tus propias necesidades. Y una de las más básicas es el descanso. Por ello, marca un horario de trabajo que te permite tener también tiempo libre. Sé estricto en este punto, especialmente, si trabajas desde casa porque en ocasiones, el teletrabajo te impide separar vida familiar y laboral de una forma clara.
Elabora una agenda y cúmplela de una forma eficiente como si ese horario te viniese impuesto de una forma externa. En cualquier caso, no te angusties antes de tiempo y aprende de tus propios errores. Cuando observes las consecuencias de no llevar los temas laborales al día, te darás cuenta de que es mejor ser proactivo y autónomo como emprendedor y como jefe.
Para ser tu propio jefe también tienes que tener una noción adecuada de jefe, entendiendo que en realidad, la responsabilidad es mucho más importante en un jefe que en un empleado. Por tanto, no puedes delegar esa responsabilidad en nadie más. El hecho de no tener un superior no implica que tengas una libertad absoluta porque al final recuerda que el cliente es el que manda y tiene la última palabra.