Un jefe tiene que tener mucho cuidado con las palabras que pronuncia no sólo ante otros directivos u jefes, sino también ante sus empleados. De hecho, hay una serie de frases que nunca debe pronunciar si quiere mantener un buen ambiente de trabajo y contribuir a que los trabajadores estén a gusto y rindan en su puesto.
Y es que el jefe no debe olvidar que hay que ser constructivo y que debe cuidar su imagen ante los demás porque no es bueno desmotivar a la plantilla.
Frases prohibidas
Las palabras que nunca se deben pronunciar son todas aquellas que cuestionen la labor del trabajador, que demuestren cierto despotismo o bien aludan a aspectos económicos más que cuestionables.
En este grupo se enmarcan todas aquellas del tipo “haz lo que te digo porque yo soy el que pago tu sueldo”. Una afirmación con la que el jefe se convierte en un auténtico déspota y consigue ganarse de forma inmediata la enemistad del trabajador. Aparte, el empleado se desmotiva y no se vincula con el proyecto ni en su labor, pasando directamente a preocuparse sólo por la llegada de fin de mes para cobrar su sueldo.
Tampoco es conveniente recordar los pluses que se le abonan. Frases como “eres afortunado de recibir el plus” no son beneficiosas para la labor que se realiza ni para la empresa. No hay que olvidarse que una de las maneras de motivar al trabajador es reconocer los éxitos y establecer compensaciones ya sean o no económicas.
Y, por supuesto, nunca hay que descalificar al empleado ni insultarle. Afirmaciones como “eres el peor trabajador que he tenido nunca” o “eres el peor empleado de la empresa” generará una gran desmotivación en él. Además, el jefe se ganará una mala opinión por parte de todos los empleados de la empresa porque un día esas palabras pueden ir referidas a ellos.
También hay que obviar recordar que hay muchas personas que están deseando ocupar ese empleo. Con este tipo de frases no se valora al trabajador, lo que igualmente le desmotiva notablemente.
Y otra de las frases que se deben evitar es la de aludir a reducciones de costes cuando el jefe y el resto del equipo directivo no predica con el ejemplo y los empleados están viendo que se realizan gastos innecesarios. Hay que tener en cuenta que los ajustes deben ser para todos para no crear un enfrentamiento entre jefes y empleados, quienes tenderán a pensar en caso contrario que siempre les toca a ellos hacer sacrificios.