Las habilidades sociales son fundamentales no sólo en el ámbito personal sino también, en el de trabajo. De hecho, con sólo poner un pie en una empresa puedes observar el ambiente que se respira. Si existe compañerismo y buen humor, entonces, está claro que se trata de un ambiente formado por personas que tienen un alto nivel de inteligencia emocional. Por otra parte, en caso de estar en una empresa en la que prácticamente no se habla, entonces, las habilidades sociales brillan por su ausencia, mientras que el resentimiento y la frustración se ocultan.
Las habilidades sociales son especialmente importantes en el trabajo de cara al público. Es decir, es positivo ser amable, mostrarte cercano, tener empatía y ser generoso con los demás. Pero en cualquier contexto es importante saber relativizar el propio ego para entrar en contacto con la alteridad. De hecho, las verdaderas ideas surgen en el diálogo con los demás, por otro lado, también es muy positivo aprender de la experiencia de otros.
Las habilidades sociales se pueden aprender a mejorar ya que son prácticas, por tanto, nada como llevarlas a la acción en el día a día. Estas habilidades forman un apartado muy importante de la inteligencia emocional que puede llevarte al éxito. De hecho, tener contactos profesionales, ser abierto para tomar la iniciativa en un plan, puede llevarte a tener oportunidades que no tendrías en caso de ser alguien solitario y con grandes problemas para relacionarte con los demás.
Por otro lado, las habilidades sociales también son los cimientos del trabajo en equipo porque favorecen la coordinación, la armonía, el liderazgo y el optimismo. El optimismo está vinculado con las habilidades sociales porque una persona se siente mejor consigo misma en la medida en que está integrada en la empresa, se siente valorada por su jefe y por el resto de compañeros.