Muchas personas optan en nuestros días por preparar una oposición. Lo cierto es que se trata de una idea excelente cuando se está en desempleo y no se sabe en qué ocupar el tiempo. Pero antes de iniciar este reto conviene hacer un balance y ser sincero con uno mismo para medir los siguientes aspectos: ¿Cuál es el nivel de motivación y qué esfuerzo se está dispuesto a hacer para lograr el objetivo final?
En más de una ocasión, las oposiciones implican un gasto económico notable para pagar los temarios y muchas veces, también una academia que ayude al alumno en este proceso. Por ello, teniendo en cuenta que el dinero que se pierde es un desperdicio, es esencial hacer balance porque a lo largo del tiempo de oposición se hace frente al aburrimiento, a la apatía, a la frustración… Emociones que no son nada fáciles de sobrellevar.
Aprobar este tipo de exámes es más una cuestión de voluntad y constancia que de inteligencia. Por tanto, dedica una media de seis u ocho horas diarias a estudiar. En el fondo, debes tomar esta labor como si fuese un trabajo. Nada mejor que estudiar en una biblioteca para evitar las tentaciones de televisión, teléfono y de picar entre horas algo del frigorífico.
Por otra parte, es esencial poner en práctica las técnicas de estudio: subrayado, esquemas y mapas conceptuales. Además, tener un entorno que te apoye emocionalmente en este proceso te hará sentirte acompañado.
Cuida los tiempos de descanso, tómate libre el sábado por la tarde y el domingo completo. Disfruta de tu tiempo de ocio para poder generarte emociones positivas a ti mismo. Habla con personas que han pasado por una oposición para que te orienten y te den su consejo sincero. Podrás conocer a gente que está en tus mismas circunstancias a través de la academia.