¿Qué beneficios aporta el autoliderazgo a los emprendedores?

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La capacidad de liderazgo parece remitir constantemente a la relación profesional con el otro. De este modo, está presente en puestos de responsabilidad que se desarrollan en el contexto de un equipo. Sin embargo, aunque los líderes actuales pueden adoptar diferentes estilos de influencia en las empresas, existe una premisa que fortalece las bases del enfoque asumido: el autoliderazgo. Un término que sitúa al profesional en contacto consigo mismo, con su talento y con su potencial.

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Qué es el autoliderazgo

El autoliderazgo es un término que pone el foco en el vínculo que una persona tiene consigo misma y en la influencia positiva que deja en su camino. Por ejemplo, un emprendedor aplica el autoliderazgo cuando se compromete con acciones que se alinean con sus valores y sus objetivos.

Más allá de la influencia o el condicionamiento que se deriva de diferentes variables del contexto en el que se desarrolla un emprendimiento, el profesional influye positivamente en su camino cuando se ocupa de cuestiones y aspectos que se integran en su campo de influencia.

La persona desarrolla su capacidad para alimentar su compromiso, su motivación interna y su implicación para lograr objetivos relevantes. Su comportamiento no está determinado por indicaciones externas. Tampoco asume un papel reactivo en la mayoría de las ocasiones. El autoliderazgo, por el contrario, se materializa en un comportamiento proactivo y en decisiones conscientes.

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Beneficios del autoliderazgo para emprendedores

Un emprendedor asume un alto grado de implicación y responsabilidad en aquellas tareas que forman parte del proyecto. Eso no quiere decir que trabaje en soledad de forma permanente. De hecho, puede buscar el asesoramiento especializado en un campo concreto cuando lo necesite. Sin embargo, el autoliderazgo eleva el nivel de confianza en el propio criterio personal.

La práctica del autoliderazgo fortalece la autoestima profesional. Y reduce el riesgo de experimentar la incertidumbre y las dudas que se derivan del síndrome del impostor (que también afecta a los emprendedores). El síndrome del impostor, de hecho, impacta en profesionales muy cualificados que, sin embargo, sienten que no están realmente a la altura de aquello que se espera de ellos.

Un emprendedor puede trabajar en colaboración con los demás y crear una red de apoyo por medio del networking. Pero el emprendimiento supone adquirir un alto nivel de autonomía en la toma de decisiones y en las acciones. El autoliderazgo mejora el bienestar interno y la relación con uno mismo. Estos aspectos influyen en los vínculos profesionales con los demás por medio de una comunicación positiva, cercana y coherente.

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Cómo desarrollar el autoliderazgo

El autoliderazgo es muy importante en emprendedores jóvenes y en perfiles con mucha experiencia. ¿Pero cómo desarrollarlo en la práctica del trabajo en la empresa? Elige metas relevantes que, además de ser alcanzables, suponen algún tipo de reto en esta etapa de tu vida.

Es decir, son un estímulo para crecer, evolucionar, desarrollar la superación y aprender. Comprométete con esos objetivos y encuentra el modo de llegar hasta el escenario deseado. En consecuencia, diseña tu estrategia con iniciativa propia.

Celebra los logros y los avances que experimentas a lo largo del proceso. No extraigas conclusiones precipitadas a partir de pequeños retrocesos que no tienen por qué ser sinónimo de fracaso. Pon el foco en las metas que quieres conseguir en el contexto del emprendimiento, pero conecta con la vivencia de cada etapa del camino.

Tu capacidad de autoliderazgo se limita cuando intentas ocuparte de todos aquellos factores que, de forma objetiva, no dependen de ti. Por el contrario, crece cuando te implicas para crear las condiciones favorables para lograr las metas que has elegido y que forman parte del mapa de tu proyecto.

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