Existen distintos estilos de liderazgo, pero algunos llegan a marcar un punto de inflexión importante en la cultura organizacional. Este es el ejemplo del concepto que analizamos en este artículo. Esta forma de ejercer el liderazgo pone en valor el acompañamiento hacia el equipo. El líder escucha las necesidades de las personas con las que colabora y cuida detalles tan relevantes como el salario emocional, el reconocimiento del esfuerzo, la escucha activa, las caricias positivas…
Beneficios de la vocación de servicio
Un líder que adopta esta posición ante el grupo no pierde su autoridad ante los demás, por el contrario, inspira una mayor confianza a partir de este enfoque centrado en la inteligencia emocional. Un buen líder no nace con estas habilidades, sino que las aprende a través de la experiencia. Por ello, esta vocación de servicio también puede potenciarse sobre virtudes tan valiosas como la humildad.
Este tipo de liderazgo influye en la creación de un clima de trabajo que impulsa el desarrollo de los empleados. Los trabajadores admiran el ejemplo de aquel líder que es cercano y se implica en los proyectos. Este tipo de liderazgo pone en valor la calidad del trato con el otro. Pero este hecho es posible a partir de la visión que el líder tiene de sí mismo. Y dicha mirada está desprovista de cualquier componente de soberbia y vanidad.
Este es un tipo de liderazgo inspiracional, ya que el protagonista deja una huella positiva en el entorno de trabajo a través de palabras y acciones que envían un mensaje coherente.
Confianza
Este tipo de líder es aquel que considera que esta visión de su labor de servicio aporta un sentido a su papel en la empresa. Este concepto fortalece los cimientos de un entorno de trabajo humano. Y la confianza es un ingrediente que refuerza el vínculo profesional.