Las opiniones positivas o negativas que los clientes comparten tienen una influencia directa en el marketing de la marca. Existe un componente que posee un valor especial en el vínculo que una entidad crea con sus compradores: la experiencia. Ten en cuenta que las experiencias están formadas por emociones, sensaciones, reflexiones y vivencias. Por ello, muchos negocios invierten en el marketing experiencial para conectar con el público objetivo en un mundo cambiante y competitivo.
El papel de la emoción en la conexión con el cliente
Muchos de los momentos más relevantes de la biografía personal giran en torno a acontecimientos que nunca se olvidan. Toda experiencia es única e irrepetible, puesto que se completa con la perspectiva de la subjetividad. Es decir, cada sujeto enriquece la interacción con la realidad con su propia visión individual. Es un enfoque que se traslada al propio ámbito corporativo cuando las empresas utilizan el marketing de experiencias para diferenciarse de los competidores directos para destacar. En ese caso, el lenguaje emocional fortalece el vínculo con los clientes habituales y despierta la curiosidad de otros consumidores potenciales.
Conviene indicar que el universo emocional y el estado de ánimo presentan muchos matices. Existen emociones que producen cierta incomodidad, en consecuencia, no despiertan sensaciones agradables. Sin embargo, el marketing experiencial realza el protagonismo de la alegría, la ilusión, la motivación, la confianza, la sorpresa…
¿Por qué es importante integrar la emoción en la comunicación de un mensaje?
Porque el contenido del mismo se recuerda con más claridad a largo plazo. Es algo que puedes comprobar a través de tu propia historia cuando conectas fechas relevantes con la emoción predominante que todavía recuerdas. En un momento en el que los clientes tienen acceso a tantos estímulos inmediatos a través de redes sociales y otros canales de información, las empresas ponen en valor aquellas acciones que tienen la forma de experiencias irrepetibles. Es decir, son propuestas que van más allá de lo inmediato.
¿Y en qué dirección se alinean las experiencias que se enmarcan en el ámbito empresarial? Por ejemplo, son esenciales para que el cliente interactúe con los productos y servicios de la marca. Las opiniones que se basan en el conocimiento propio tienen una fuerza especial. Es decir, transmiten una mayor confianza en los demás. Por ello, el impacto de una experiencia positiva trasciende más allá del caso particular. La alegría crece, se disfruta y se revive cuando se comparte. Por ello, es habitual que aquellas personas, que han protagonizado experiencias positivas en su interacción con una marca, den voz a las ventajas, beneficios y otros aspectos favorables.
Como en todo tipo de marketing, la planificación se encuentra en la base de una estrategia que se convierte en un verdadero éxito. En definitiva, el cliente se sitúa en el centro del plan de acción puesto que él es el protagonista de las emociones, las vivencias y las sensaciones que percibe en su interacción con los productos y servicios de la marca.
El marketing experiencial beneficia a empresas y clientes
Por una parte, mejora el nivel de implicación de los consumidores que se sienten más identificados con la marca. Por otra parte, las empresas reciben una mayor retroalimentación de sus productos y servicios. De este modo, pueden implementar mejoras en la gestión del catálogo para incrementar la presencia de propuestas que superan las expectativas de los compradores potenciales. Por otra parte, las emociones positivas influyen en las decisiones de compra.
En definitiva, no solo es importante que el cliente conozca las características, las funcionalidades y el nivel de calidad de un producto. También es clave que él se sienta que es alguien especial en su interacción con la empresa.