Las empresas y comercios presentan una variada oferta de productos en sus catálogos. Una experiencia habitual como cliente es observar cómo un producto adquirido en tienda llega a su etapa final de su vida útil. A ello remite el concepto obsolescencia programada que explicamos en Empresariados.
Cuál es la vida útil de un producto
Desde el momento inicial de su creación, un producto tiene un tiempo de vida aproximado. Esta circunstancia también favorece el consumo cuando los clientes buscan un nuevo artículo para desplazar aquel que tenían hasta entonces.
A veces, como consecuencia de esta circunstancia, un cliente también llega a la conclusión de que le resulta más rentable comprar un nuevo producto que reparar aquel que se encuentra ya en su última etapa. Y, sin embargo, la reparación es una alternativa muy importante para limitar el consumo.
Causas de la obsolescencia programada
Pero a pesar de que arreglar una avería en este tipo de circunstancia, o solucionar la causa que impide el correcto funcionamiento de ese aparato, son soluciones prácticas en este momento, también sucede que una reparación resulta inviable cuando ya no está disponible en tienda la pieza necesaria para completar este objetivo.
Existen distintas circunstancias que pueden derivar en la consecuencia de la obsolescencia programada. En aquellos sectores en los que se desarrollan novedades constantes y nuevos lanzamientos, por ejemplo, un producto puede quedar obsoleto en un contexto de constante evolución.
Es decir, la obsolescencia programada no solo remite a un producto en sí mismo, sino también a cómo afecta el contexto y las circunstancias al estado del mismo. El contexto no solo afecta al producto sino que también puede influir en la visión que tiene la persona sobre una expectativa de compra. La moda describe aquello que es tendencia actualmente y da más protagonismo a unas propuestas que a otras (esto influye en los hábitos de compra de los consumidores).