Si te dedicas al mundo del marketing digital es muy probable que estés familiarizado con la tasa de conversión, ya que se encarga de medir el porcentaje de acciones que el usuario realiza después de un total de clics en un anuncio que se la ha mostrado. Es, en definitiva, una métrica que se utiliza mucho para medir resultados, puesto que nos da muchas pistas sobre la eficacia que tiene la comunicación de nuestro sitio web.
La tasa de conversión nos habla del retorno de cada inversión de la empresa, así que es normal que esté presente en cualquier estrategia de marketing que tenga como finalidad mejorar los resultados.
¿Con qué inputs trabaja la tasa de conversión?
Para entender un poco mejor el concepto de tasa de conversión, es de gran ayuda conocer todas aquellas llamadas a la acción que existen y los resultados que producen y que nos llevan a modificar la tasa de conversión. Por ejemplo, la tasa de conversión puede referirse a la cantidad de ventas obtenidas en un periodo concreto con un determinado presupuesto, al porcentaje de correos electrónicos que se han abierto tras enviar una newsletter, al porcentaje de personas que tras acceder a tu página web han rellenado un formulario de registro.
Lo importante es tener bien localizados a todos los usuarios que acceden a tu página web, ya que de esta forma puedes dirigirlos hacia el objetivo a través de lo que se conoce como el embudo de marketing. Cada conversión que se lleva a cabo nos sirve para estar un poco más cerca del objetivo, motivo por el cual es recomendable llevar a cabo todo tipo de estrategias que nos ayuden a mejorar la tasa de conversión.
Cálculo de la tasa de conversión
El cálculo de la tasa de conversión es muy sencillo. Se puede calcular dividiendo el número total de conversiones entre el número total de clics. Por ejemplo, podemos conocer la tasa de conversión de los emails publicitarios que enviamos a nuestros clientes dividiendo el número total de suscriptores que han abierto el email entre el número total de emails enviados.
Cómo mejorar la tasa de conversión
Llegados a este punto, es evidente que existen varios motivos por los que merece la pena mejorar la tasa de conversión. Para ello, recurrimos a la optimización de la tasa de conversión (CRO, Conversion Rate Optimization), lo que nos lleva a elaborar una lista de posibles mejoras que nos ayudarán a incrementar la tasa de conversión.
Por ejemplo, podemos poner en práctica una prueba A/B para comparar dos versiones distintas de una página web para ver cuál convierte más. Hay que dejar que la prueba se desarrolle durante suficiente tiempo como para poder extraer conclusiones de cara a futuras acciones de marketing encaminadas a mejorar la tasa de conversión.
Además de con la famosa prueba A/B, también podemos mejorar el porcentaje utilizando un lenguaje que incite a la acción, eliminando las distracciones, añadiendo incentivos (como pueden ser cupones de descuento por suscribirse a la newsletter), creando landings especiales, minimizando el número de campos a rellenar en un formulario o añadiendo las opiniones de tus clientes tanto en la página principal como en las páginas de producto.