Existen diferentes factores que pueden sumar un significado valioso en el camino hacia el éxito de una entidad. Pero también hay variables que generan el efecto contrario. El contexto empresarial actual destaca por su alto grado de incertidumbre, variabilidad y cambio. Las estrategias a largo plazo, cuando se perciben como una hoja de ruta perfectamente definida, corren el riesgo de no materializarse en la práctica. Las expectativas iniciales pueden modificarse si surge una realidad diferente. Por este motivo, existe un concepto que incide positivamente en la resiliencia empresarial: la ventaja adaptativa.
Hace referencia a la capacidad que poseen negocios y empresas de evolucionar con el cambio, sin permanecer estancados en un entorno concreto. La flexibilidad ante las novedades externas e internas es positiva y necesaria.
Liderazgo e innovación, factores esenciales para potenciar la ventaja adaptativa
Sin embargo, no es fácil aplicar dicha perspectiva en la gestión de un proyecto corporativo. Por esta razón, aquellas compañías que desarrollan este potencial, se diferencian de otras entidades que siguen repitiendo acciones o procesos que han quedado obsoletos. No existe una fórmula que identifique cuál es la receta del éxito de manera universal. Por ello, tampoco hay un esquema perfectamente definido que dé con la clave en el desarrollo de la ventaja adaptativa. Aunque si podemos identificar un ingrediente que resulta esencial en el contexto: la innovación. Dicha innovación amplia el campo de la experiencia con nuevas alternativas.
En definitiva, enriquece el número de posibilidades en la toma de decisiones, en el diseño de una estrategia de futuro o en la creación de campañas de marketing efectivas. Además de la innovación, hay otro elemento que conviene integrar en la organización: un liderazgo consciente e inspirador. El líder inspira con su propia disposición para avanzar en tiempos de incertidumbre.
Las fortalezas de una entidad van más allá de su posicionamiento en un contexto. Una empresa no solo puede diferenciarse por medio de una excelente atención al cliente, un catálogo adaptado a las necesidades del público objetivo o un nombre que transmite confianza. En ocasiones, el precio es el dato más determinante en un proceso de compra. Aquellos valores que fomentan la capacidad de adaptación al cambio generan un impacto notable a corto, medio y largo plazo. Hay que tener en cuenta que las transformaciones profundas no solo pueden materializarse después de unos años, sino que existen factores que rompen con lo previsible en el corto plazo.
Preparación para afrontar procesos de cambio
La ventaja adaptativa se alinea con uno de los pilares más importantes de empresas grandes y pequeñas: los recursos humanos. El aprendizaje, la colaboración, la comunicación y la implicación del equipo pueden ser determinantes. También es esencial la coordinación entre departamentos que se implican en el cumplimiento de los objetivos de la compañía. Es decir, la ventaja adaptativa se alinea con la atracción y la retención del talento.
Los cambios externos e internos no solo pueden tener un impacto significativo, sino que en ocasiones se suceden con un ritmo constante. Una empresa que posee una ventaja adaptativa tiene la capacidad de responder de manera proactiva y decidida ante aquello que sucede en cada momento. Al menos, está más preparada para afrontar las dificultades que aquellos negocios que cierran sus puertas ante la falta de flexibilidad. Hoy en día, la transformación digital muestra la necesidad que tienen pequeños y grandes proyectos de integrar nuevos recursos. Es una realidad que ha adquirido una mayor visibilidad durante la pandemia. Pues bien, la ventaja adaptativa también ha supuesto una diferencia en este periodo marcado por giros y cambios relevantes que han dejado un punto de inflexión tan profundo en la sociedad.