Todo proceso de emprendimiento está vinculado a una historia de aprendizaje. Sin embargo, existen ideas que tienen una gran influencia en el entorno. Alcanzan un elevado nivel de visibilidad, conectan con el público objetivo y obtienen un buen nivel de rentabilidad. Los negocios de alto impacto propician la transformación social. Por ejemplo, transmiten valores de compromiso, sostenibilidad y cuidado medioambiental.
Características de un negocio de alto impacto
Además, son proyectos que, con frecuencia, tienen un alcance global. Por ello, integran los recursos tecnológicos en su estrategia para llegar al público potencial. Aunque un negocio de alto impacto también puede ser un referente por la posición alcanzada en el contexto local. Se convierte en una inspiración para otros proyectos que comienzan. Es decir, muestra un espejo del éxito que una idea puede llegar a tener.
Un negocio de alto impacto experimenta un crecimiento significativo hasta consolidarse. Está integrado por un equipo creativo, proactivo e innovador. La misión, la visión y la filosofía de un emprendimiento de alto impacto son su mejor carta de presentación. Es una iniciativa rentable que produce beneficios. Pero su valor va más allá del aspecto económico. Genera una huella positiva a nivel social.
Un negocio de alto impacto experimenta un camino complejo hasta llegar a posicionarse como tal. Rompe con los límites de lo previsible, supera la incertidumbre y sale de la zona de confort.
Emprendedores de alto impacto
Un negocio que tiene este nivel de alcance está liderado por un emprendedor de alto impacto que ha formado un equipo multidisciplinar. Ha invertido tiempo, experiencia, aprendizaje y conocimiento en dar forma a una idea que cubre una necesidad importante en el público potencial. Consigue objetivos relevantes que producen un efecto trascendente.
Es decir, transmite un ejemplo valioso a la sociedad. Y produce un impacto en la creación de empleo, en la presentación de productos innovadores y en el cuidado de la naturaleza.