Cada tipo de evento tiene un objetivo concreto. Pues bien, un roadshow es una iniciativa que está diseñada para fortalecer la imagen de marca ante nuevos clientes. Es una fórmula elegida para conectar con potenciales consumidores en nuevas zonas geográficas. Es un proyecto que se caracteriza por su dinamismo, puesto que la empresa recorre un itinerario para estar presente en diferentes ciudades. Por tanto, un roadshow tiene un formato ambulante, ya que se caracteriza por su movilidad. Habitualmente, es un acontecimiento que se programa con el propósito de presentar un producto.
Un evento itinerante que eleva la imagen de marca
Es importante planificar la inversión en publicidad para transmitir los valores corporativos ante el público objetivo. Y es aconsejable diversificar las acciones de marketing para llegar donde se encuentra el cliente potencial. Un roadshow es una propuesta que tiene un elevado valor emocional, puesto que propicia el contacto directo con el cliente. Es decir, aporta una experiencia de cercanía.
La empresa realiza una ruta que está integrada por diferentes puntos de la geografía. De este modo, es posible hacer una evolución de las iniciativas llevadas a cabo en el itinerario. Aunque las acciones realizadas en cada destino tienen las mismas características. Actualmente, las marcas encuentran en el roadshow un medio para reforzar su imagen, comunicarse con el cliente y vender un producto o servicio. Es posible establecer una conexión directa con el público objetivo. Y, por tanto, es un evento que aporta información y retroalimentación.
Un evento itinerante combina el marketing y las ventas
Un roadshow es un término innovador que combina dos ingredientes esenciales en la empresa: combina el marketing y las ventas. Por ello, comunica la visión, la misión y la filosofía de la compañía. Y, además, ofrece la posibilidad de presentar un producto o servicio ante los clientes.