Es cierto que cada vez tenemos menos tiempo y espacio para captar el interés de un posible cliente. Vivimos en un mundo en donde la competencia visual es mayor y la velocidad de las actualizaciones que trae aparejada la tecnología no nos da un respiro para demorar en la toma de decisiones. Es por ello que los logos son fundamentales para transmitir el espíritu y la calidad de una marca en pocos segundos. A continuación, te comentaremos qué preguntas debes tener en cuenta antes de crear un logo.
No resulta para nada exagerado afirmar que a muchas empresas las conocemos gracias a sus logos. Eso permite que las podamos reconocer al instante sin importar el contexto, al mismo tiempo que dejan una buena impresión en la cabeza del posible cliente. Eso, en términos de marketing y diseño gráfico se llama dar en el blanco: un buen logo es la piedra fundamental para empezar un camino sólido y duradero en el mundo de los negocios en tiempos de internet.
Después de todo, no debemos olvidar que así como el mundo web nos brinda un sinfín de comodidades y facilidades para cumplir el sueño de lanzar nuestra firma, también aumenta la competencia: miles y miles de usuarios se encuentran en tu misma situación, por lo que debes encontrar eso que te distinga y destaque del resto. Esa es justamente la gran tarea del logo, por lo que no es una tarea a tomarla a la ligera.
Entonces, para dar con ese logo que hable por nosotros y que le haga saber al potencial cliente que somos una empresa seria que se ajusta a sus necesidades, debemos dedicarle tiempo a la creación de nuestro logo. Para ello, debemos hacernos cuatro preguntas esenciales que repasaremos a continuación.
1 – ¿Cuál es mi público objetivo?
Por supuesto, estamos ante una pregunta esencial para la creación de todo modelo de negocios, pero también es clave para dar con ese logo que estamos buscando. En primer lugar se debe identificar cuál es el público objetivo de nuestros productos y/o servicios para saber cómo llegar a ellos con las estrategias comunicacionales correctas. Después de todo, no es lo mismo tener una audiencia joven que adulta, así como tampoco podemos obviar si estamos buscando promocionar un servicio de elite o de precios populares.
Lo mismo sucede a la hora de pensar en dónde realizaremos mayoritariamente nuestras estrategias de marketing y prensa: el usuario de internet tiene otras prioridades y particularidades que aquel que consume televisión o medios gráficos, por ejemplo, por lo que se debe tener respondida esta pregunta antes de dar el primer paso. Una vez que eso está resuelto, se debe reconocer con qué recursos visuales y textuales poder apelar a ellos.
Los jóvenes se llevarán mejor con colores y formas llamativos, mientras que un servicio de lujo suele estar representado por el color negro o blanco y diseños más discretos. Tener en cuenta estos factores y hacer un breve estudio de mercado previo es el primer paso en el camino del éxito.
2 – ¿Qué clase de logo se adapta mejor a mi marca?
Una vez que ya hemos definido a nuestro público objetivo, ahora debemos preguntarnos por la naturaleza de nuestra marca y cuáles son sus valores y mensajes a transmitir. Podríamos decir que existen cuatro tipos fundamentales de logos a tener en cuenta y que deberíamos tener en cuenta a la hora de tomar la decisión final. Vamos a repasarlos a continuación:
Logos denominativos: se trata de agrupar iniciales o abreviaturas que hacen al nombre e identidad de la marca. Marcas como Google, CNN o IBAM son ejemplos de logos denominativos que todo el mundo conoce.
Logos en letras: son logos que hacen de su tipografía su identidad mayor y que podemos reconocer inmediatamente, como es el caso de McDonald’s, Disney o Uber, en donde figura el nombre completo de la firma.
Logos icónicos: se trata de íconos que son la cara visible de la marca y que una vez que los has visto reponen toda la información necesaria. Twitter o Starbucks son ejemplos cercanos de ello.
Logos abstractos: por último, se trata de logos que no se pueden identificar inmediatamente con el servicio o producto, así como tampoco con el nombre de la empresa, ya que se basan en el arte abstracto. Las empresas deportivas Nike o Adidas son casos que ayudan a reconocer esta clase de logos.
Ahora que ya conocemos las clases de logos, debemos tener en cuenta que no existe una forma que se adapte a cualquier empresa por igual. Para los especialistas, el tipo de logo seleccionado dependerá del nombre y de nuestro rubro.
Pensemos algunos ejemplos: para empresas con nombres breves los logos denominativos serán bastante adecuados. Para las marcas que quieren imponer su nombre, los logos con forma de letra van a ser la mejor decisión. En cambio, si una firma quiere llamar la atención entre la competencia, un logo abstracto o icónico puede ser la mejor opción.
Lo mismo si tenemos en cuenta otros factores: un ícono puede terminar de explicar cuál es la especialidad de nuestra empresa si no se encuentra en su nombre, un logo en letras puede estar asociado al lujo y a la seriedad, mientras que aquellos nombres poco atractivos o demasiado largos van a ir bien con logos denominativos.
3. ¿Qué valores debe transmitir mi logo?
Ahora que tenemos en claro el público objetivo y la naturaleza de nuestra marca, debemos saber a ciencia cierta qué valores tenemos que trasmitir en el logo. Después de todo, siempre hay que tener en cuenta que el logo es la primera impresión que genera una marca y, tal y como lo indica su nombre, no hay dos oportunidades para ello. Los encargados de transmitir esos valores, que bien pueden ser seriedad, lujo, flexibilidad, confianza, antigüedad o juventud, innovación o prestigio, serán los recursos que componen a un logo. Así, los colores, formas y tipografías serán claves para dar el mensaje correcto.
Si nuestra marca se centra en un público infantil o adolescente, los colores llamativos y las formas osadas tendrán un mejor resultado que algo oscuro y lineal. En cambio, si estamos en el rubro del arte, las formas geométricas o los logos hechos a mano podrán transmitir el espíritu osado que caracteriza a los creadores y artistas en general. Una empresa de construcción, en cambio, debe apostar a formas cuadradas y colores sólidos para generar confianza y estabilidad.
Las tipografías, a su vez, complementan al logo y deben combinar a la perfección tanto con los colores elegidos como con los fondos que el logo posea. Las fuentes, al igual que los colores, tienen la capacidad de transmitir diversas emociones en centésimas de segundo. Una empresa dedicada a las leyes buscará una tipografía clara, limpia y seca, generalmente en negrita, mientras que una empresa dedicada a los espectáculos tendrá más espacio para tipografías que imitan a la caligrafía o a las formas excéntricas. Confundir estos elementos puede ser una decisión que nos costará caro. Recuerde: los colores del logo, los fondos y las tipografías son tres elementos claves a considerar cada uno por su cuenta y, sobre todo, en su combinación.
4 – ¿Cuál es mi presupuesto?
Por último, pero no menos importante, llega una pregunta crucial a la hora de saber qué forma final tendrá nuestro logo: cuánto dinero podemos invertir en ello. Existen tres opciones con diferentes rangos de precio, claro, y que hay que considerar antes de tomar la decisión final.
En primer lugar, existe la opción de presupuesto alto, que es contratar tanto a un diseñador con experiencia o a un estudio de diseño. El rango de precios puede partir de los 1000 a 30000 dólares si eso también incluye la imagen general de toda tu marca, lo que se suele llamar como branding. Esta opción además incluye un contacto directo con los diseñadores para ponerlos al tanto de nuestros deseos e ideas de cambios.
Por supuesto, eso puede estar muy lejos del presupuesto de una pequeña empresa que da sus primeros pasos, por lo que una alternativa de presupuesto medio suele ser contratar a un diseñador freelance o proponer un concurso de diseños en donde las alternativas vienen incluidas de su valor. El rango de precio puede ser entre 100 a 15.000 dólares dependiendo de la experiencia y calidad de dicho freelancer. Un novato cobrará muy barato, pero nos atenemos a que el resultado quizás no sea el esperado.
Ahora bien, este presupuesto –incluso el más económico dentro de lo medio- puede resultar difícil de afrontar por un pequeño emprendimiento autogestivo. Es por ello que un programa para hacer logos puede ser una excelente alternativa para obtener un resultado profesional sin gastar dinero ni recursos de más. Existen planes básicos que van desde los 10 dólares hasta opciones Premium de 50 dólares por mes que pueden ser una excelente compañía para dar con el logo adecuado y completar las demás tareas que hacen a la imagen e identidad de una marca que, como ya hemos visto, no se debe descuidar en lo absoluto si queremos posicionar a nuestra empresa en lo más alto en el menor tiempo posible.