Existen distintas habilidades que son muy importantes en el desarrollo profesional. Algunas de estas habilidades son un efecto de la especialización que refleja la preparación de aquel que se ha formado en un campo específico de conocimiento. Sin embargo, incluso en escenarios vitales diferentes, es posible establecer puntos en común. Es en esta conexión en donde adquieren especial valor las habilidades transferibles.
Habilidades con aplicación práctica en distintos ámbitos
Aquellas que no solo resultan útiles en un campo específico sino que son igualmente esenciales en un contexto diferente. Por ejemplo, una persona que ha colaborado en un proyecto de voluntariado ha adquirido habilidades de comunicación que, a su vez, también puede potenciar cuando se incorpore a un nuevo puesto de empleo. Quien ha practicado un deporte de equipo durante mucho tiempo, también ha aprendido el valor que tiene la colaboración con los demás cuando se trata de lograr una meta común. Un trabajo en equipo que también resulta indispensable en la empresa.
Las habilidades sociales te acompañan en distintos ámbitos de tu existencia, por ejemplo, en la amistad o en la familia. Sin embargo, cuando te incorporas a un puesto de empleo, también te relacionas con otros compañeros, conoces a nuevos clientes o practicas el networking.
Habilidades para potenciar la adaptación al cambio
En definitiva, las habilidades transferibles muestran el nivel de preparación que tienes para afrontar el cambio en tu vida, puesto que cuentas con el equipaje de este conocimiento sólido adquirido a lo largo de tantos años de experiencia. Existen momentos de la carrera profesional que están marcados por un cambio profundo.
Por ejemplo, así ocurre cuando un trabajador se reinventa y se aleja del sector en el que ha estado centrado en los últimos años. Estas habilidades transferibles le permiten trasladar lo aprendido hasta entonces a este nuevo capítulo que tendrá otras novedades interesantes.