Tener una buena higiene mental implica tener la actitud necesaria para poder disfrutar del momento presente en el trabajo, sin acumular más peso del necesario a nivel emocional. Las personas que tienen una buena higiene mental son aquellas que no dan más importancia a las cosas de la que de verdad tienen, un aprendizaje importante y a la vez, difícil. Por tanto, evita tomarte las cosas como algo personal, intenta tomar cierta distancia respecto del problema o de la crítica que has recibido. Asume la parte que te toca pero no te identifiques de una forma extrema hasta fusionarte con ella porque tú eres mucho más que eso.
Para tener una buena higiene mental en el trabajo, intenta no contaminar el ambiente con tus propias frustraciones personales. Existen personas que pagan con su mal humor con los compañeros de trabajo, las carencias afectivas que tienen en su ámbito privado.
A nivel emocional, es adecuado pensar en positivo, ser un buen compañero, pedir ayuda y saber ofrecerla también a tiempo, tener un lenguaje adecuado con palabras asertivas como gracias y lo siento. Es muy gratificante, también, tener una función de ocio fuera de la oficina que te permita desconectar, estar en un entorno en el que disfrutar de verdad al cien por cien y ser tú mismo. Los ámbitos emocionales cada vez tienen más peso en las áreas formativas, precisamente, porque el ámbito emocional se descuida mucho en el plano laboral y de la empresa.
Para tener una buena higiene mental en el trabajo aprende a expresar lo que piensas de una forma asertiva pero no te quedes con las cosas dentro ya que eso genera resentimiento y frustración. Intenta tener una vida activa porque en la medida en que estás ocupado, también estás más vivo a nivel mental.