Trabajar en libertad sin ser el jefe


Existe una sensación que cuando la vives en primera persona es realmente gratificante. La de sentir que es posible trabajar y ser empleado de una empresa, pero sin perder por ello, la libertad interior. Es decir, es posible tener capacidad de decisión y también, sentir que los jefes confían en un empleado. De hecho, esta sabiduría intrínseca a la hora de crear un buen ambiente de trabajo cada vez tiene más peso en algunas empresas que son conscientes de que el rendimiento de un trabajador también está marcado por su felicidad y por su grado de bienestar. Existen personas que van literalmente amargadas a su trabajo, y como es natural, en una situación así, no dan lo mejor de sí mismas.

Es posible sentir libertad en el trabajo sin ser el jefe. De hecho, en muchos casos la realidad es que quien más trabaja en una empresa es el jefe porque además de las obligaciones propias del puesto también suma otras preocupaciones. La libertad en el trabajo se consigue en primer lugar, a base de buscar un empleo que se adapte a las necesidades personales y a la vocación. Si alguien ejerce un trabajo con el que no disfruta, por muy estupenda que sea la empresa, se sentirá encerrado en un círculo del que no sabe cómo salir.

Pero también, por mucha vocación que tenga una persona, se sentirá fatal si termina en una empresa con un entorno hostil o no siente ningún tipo de reconocimiento por parte de los jefes. Por ello, la creación de un buen ambiente en el trabajo es un equilibrio que implica en primer lugar a la empresa, y en segundo lugar, a los trabajadores. ¿Qué puede hacer la empresa en este sentido? Pensar en fórmulas para motivar más y mejor en base a las necesidades de cada persona.

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