Así como el conocimiento de idiomas es un aspecto especialmente valorado en el currículum de un candidato, la habilidad para hablar en público también forma parte la rutina profesional de emprendedores y trabajadores. Sin embargo, la vulnerabilidad que siente quien experimenta algún tipo de temor al respecto puede estar causada por distintos motivos.
Recuerdo de una experiencia previa
Una vivencia del ayer puede condicionar tu posicionamiento ante el presente cuando el espacio de este recuerdo también alcanza el ahora. El recuerdo de esta experiencia previa puede completarse con el ejemplo de nuevas vivencias que producen nuevas referencias.
Este recuerdo de una experiencia previa que ha afianzado el miedo a hablar en público está acompañado por un mensaje interior marcado por el juicio de quien es duro y exigente consigo mismo en lugar de amable y comprensivo con sus circunstancias.
Síndrome del impostor
Incluso las personas más formadas y preparadas para impartir una charla sobre un tema en el que son especialistas pueden boicotear la felicidad de ese momento por el diálogo interior de quien teme ser descubierto en un error al no sentirse realmente merecedor de esta posición.
El temor ante la opinión ajena incrementa la vulnerabilidad de quien pone un peso excesivo en el criterio del otro pero no refuerza del mismo modo su propio punto de vista.
Evitación previa
Quien de manera frecuente ha descartado la mayoría de oportunidades para hablar en público por algún tipo de inseguridad al respecto, ha reforzado el temor hasta el punto de sentirse desbordado por él cada vez que surge una nueva ocasión para vivir una situación de estas características. La evitación produce un círculo que se mantiene en el tiempo por medio de la sensación de bienestar que experimenta la persona a corto plazo cuando evita esa situación, pero el malestar aumenta a largo plazo porque la causa del temor no se soluciona.