Muchas de las empresas que observas a tu alrededor están gestionadas por familias. La familia como grupo de referencia, tiene fortalezas y debilidades. En la línea de la vulnerabilidad, los defectos y las carencias es posible identificar qué obstáculos tienen que superar las empresas de este tipo. Todas las dificultades que una familia puede vivir en su intimidad, pueden trasladarse al escenario de los negocios con el riesgo que supone unir, en ese caso, la profesión con los lazos afectivos.
Lucha de poder
El riesgo de este tipo de posicionamiento en el que no existe una predisposición de colaboración sino de protagonismo en una situación puede poner en riesgo la viabilidad de la propia empresa que no resiste a la tensión de ser gestionada por quienes no ven lo esencial del proyecto que tienen ante así.
Distancia intergeneracional
La historia de una empresa familiar puede llegar a cumplir muchos años a través del propio relevo generacional que muestra las distintas voces que han materializado el éxito de ese proyecto. Pero como ocurre en la intimidad de la familia, en donde los conflictos entre padres e hijos pueden mostrar la diferencia de criterio respecto a determinados temas, este hecho también puede darse en la gestión de una empresa en la que es importante encontrar una coherencia entre la etapa previa y la continuación de la nueva generación.
Envidia entre hermanos
Este tipo de sentimiento expresa la tristeza por el bien ajeno. Quien se siente de este modo no solo conecta con el sufrimiento por esta circunstancia, sino que también siente su propia carencia. La empresa familiar puede ser un marco en el que se producen conflictos de este tipo entre los hermanos si uno siente que el otro tiene más protagonismo aunque esta interpretación pueda resultar totalmente subjetiva. A la propia envidia se pueden sumar otros ingredientes humanos como la ira y la ambición.