Una empresa afianza su imagen a partir de la suma de elementos de comunicación que están orientados a enviar un mensaje coherente al cliente. La creatividad es un ingrediente esencial para definir el logotipo. ¿Qué errores frecuentes cometen los negocios?
Priorizar el ahorro en este objetivo
El factor del presupuesto está presente en todos los ámbitos del negocio y el ahorro es una meta positiva. Sin embargo, conviene no convertir en un elemento secundario algo que es tan prioritario como un logo. En esencia, la carta de presentación de la entidad que a través de la información visual produce un recuerdo en el cliente.
La inversión realizada en la contratación de un equipo profesional es un beneficio a largo plazo. Un equipo con formación y experiencia que pueda acompañarte en este momento desde la atención al plano individual del logo de empresa.
Falta de originalidad
Para crear, también puedes nutrirte de otras fuentes de información por medio del trabajo realizado por otras empresas. Sin embargo, esta inspiración es solo un estímulo para desarrollar una idea propia, innovadora y diferente. Tu negocio es único y diferente a los demás en su nicho de mercado. Por tanto, al igual que el nombre personaliza el proyecto, un logo también refuerza esta identificación.
Confundir la originalidad con la complejidad
La fórmula “menos es más”, tan presente en la moda, también es aplicable al diseño. Un logotipo complejo y recargado puede producir el efecto contrario al deseado. Así puede ocurrir, por ejemplo, al realizar un diseño saturado con distintas tipografías. Así como es recomendable que el nombre de una empresa sea fácil de recordar por su sonoridad, también debe pasar lo mismo por medio del pensamiento visual de un logo atractivo pero en el que la sencillez es la clave.