A veces, tener una media jornada de cuatro horas diarias es una verdadera ocasión para poder disfrutar al cien por cien del ámbito laboral pero también, de otros aspectos de la vida. Por ejemplo, cuando se tienen hijos es positivo tener un trabajo que te permite estar con ellos, pasar tiempo en común y disfrutar de la familia. Por otra parte, a veces, tener un trabajo de media jornada también es la ocasión de apostar por el pluriempleo, una opción cada vez más habitual en Europa.
Y es que, a veces, tener dos trabajos te permite evitar el aburrimiento o también, aprender en varios ámbitos diferentes el método de trabajo o la disciplina.
La media jornada también implica tener menos estrés y ansiedad en tanto que a nivel mental no tiene nada que ver estar en un trabajo durante ocho horas que durante cuatro. Por tanto, la experiencia puede ser más gratificante desde un punto de vista emocional. Además, tener un trabajo de menos horas también te da un margen amplio de horario para compatibilizarlo con los estudios, es decir, puede ser la ocasión ideal para hacer cursos de formación para trabajadores, para volver a la universidad a estudiar una licenciatura o cualquier tiempo de experiencia académica.
Es decir, puedes tener más margen para disfrutar de la vida cultural de tu ciudad: charlas, conferencias, tertulias… Está claro que al trabajar cuatro horas, los ingresos económicos son también menores pero puede compensarte en caso de que cuentes con ahorros, o sencillamente, en caso de que quieras disfrutar una temporada con más tiempo para ti mismo. Pero además, en un momento de crisis económica, tener un trabajo es un verdadero regalo y una suerte, por ello, incluso, un empleo de cuatro horas se convierte en un horizonte de luz y de esperanza.
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