Este tipo de liderazgo se define por la participación que los miembros del equipo tienen en la toma de decisiones puesto que su voz es tenida en cuenta de manera objetiva. Aunque este tipo de líder se integra perfectamente en el equipo, y se apoya en él para gestionar los proyectos, también existen puntos vulnerables que se derivan de este tipo de actitud.
Gestión del tiempo en la toma de decisiones
Uno de los efectos negativos de esta metodología aplicada a la búsqueda de consenso en la toma de decisiones es que el tiempo invertido no solo en cuestiones proritarias sino en aspectos más sencillos puede volverse complejo ante esa búsqueda del consenso.
Además, este tipo de liderazgo también da voz a los integrantes del equipo incluso en aspectos para los que tal vez no tengan un conocimiento tan profundo. En ese caso, es difícil tener una opinión clara.
Imposibilidad de llevar todas las ideas a la práctica
Aunque muchas personas valoran el hecho de formar parte de un entorno laboral en el que se aplica el liderazgo participativo, eso no significa que las relaciones profesionales fluyan siempre de manera positiva.
Por ejemplo, una persona puede sentirse en un segundo plano cuando su idea ha sido descartada al dar prioridad a la de otro miembro del equipo. Es prácticamente imposible que todas las decisiones tomadas en el seno de la organización gusten a todos.
Difícil de llevar a la práctica
Un líder que practica el liderazgo democrático debe tener una actitud positiva e inspirar confianza para crear un entorno de empatía que es la base para el diálogo que es necesario para pasar de la teoría a la práctica. Que sea un estilo de liderazgo positivo no significa que sea el más adecuado siempre y en todo momento. Sin embargo, el líder democrático puede tener poca flexibilidad para adoptar otras formas de influencia.