Trabajar en equipo es uno de los ingredientes presentes en muchos proyectos. De hecho, esta competencia de inteligencia emocional también es descrita en ofertas de empleo. ¿Cuáles son los hábitos positivos que pueden ayudarte a asumir esta competencia?
Equilibrio entre los objetivos individuales y los objetivos comunes
Deben quedar perfectamente definidas las metas comunes e individuales en el seno del equipo para que cada uno de los integrantes tenga en mente cuál es el foco de su acción en cada momento.
Efectividad de las reuniones
Las reuniones son un buen punto de encuentro para poner ideas en común. Sin embargo, también pueden alimentar el síndrome del quemado cuando se perciben como una auténtica pérdida de tiempo. Conviene concretar las reuniones estableciendo un asunto principal, el horario de inicio y de cierre. A su vez, debe hacerse un seguimiento de lo acordado en el encuentro.
Asumir roles
En la estructura de un equipo existen papeles que desempeñan los agentes implicados en el proceso. Si todos los miembros de un grupo luchan por ser líderes se produce el conflicto. Por tanto, es un buen hábito el de practicar la humildad incluso en la tarea de obedecer.
Formación en educación emocional
Los talleres sobre inteligencia social, gestión del tiempo, resolución de conflictos y técnicas de comunicación asertiva son eficaces para mejorar el potencial de un grupo por medio de la colaboración continua y la búsqueda del bien común.
Coaching sistémico
Para reforzar el aprendizaje en torno al propósito de trabajar en equipo y para solucionar conflictos de comunicación es recomendable hacer un proceso de coaching sistémico en el que participan todos los integrandes del grupo.
Este aprendizaje es práctico para comprobar cómo los cambios que se producen en el equipo afectan a todos los miembros. Así como un conflicto entre dos personas también trasciende a los demás.