La actitud en la vida, en general, lo es todo. La predisposición personal que tienes hacia tu entorno es el inicio de tu buena suerte o de tu mala suerte. En el caso de las personas que tienen una actitud derrotista, se cavan a sí mismas su propia fosa al verse desbordadas por el pensamiento negativo, por las visiones de futuro destructivas, por la falta de autoestima, el miedo y la infravaloración de las propias capacidades. ¿Cómo puedes cambiar tu actitud derrotista en el trabajo por el espíritu positivo de todo emprendedor?
En primer lugar, sé realista. Analiza tu punto de partida: cuáles son tus habilidades, con qué recursos cuentas, cuanto te aleja del objetivo al que quieres llegar, con qué recursos económicos puedes contar… Por otro lado, la actitud derrotista queda patente en el caso de aquellas personas que ni siquiera lo intentan. Buscan mil excusas para no dar un paso a pesar de que, en realidad, están deseando salir de su situación.
Las personas que adoptan la actitud derrotista, pueden adoptar el rol de víctimas en el trabajo. En el plano laboral existen víctimas, salvadores y perseguidores. Ninguno de esos tres roles es positivo, pero sin duda, el peor, es el de víctima. Una derrota no debe derivar en una actitud derrotista. Es decir, un fracaso no puede impedirte ver todos los éxitos que tienes en tu carrera.
Para superar la sensación de miedo y de pensamiento negativo en el plano laboral puede ser muy eficaz contar con la ayuda de un coach para analizar, en primer lugar, qué te mantiene atado a esa situación. Y también, qué puedes hacer para dejar ese problema atrás de verdad. La actitud derrotista solo inspira lástima y compasión. Una mala carta de presentación en el trabajo.