La ética representa el sistema de valores de una persona a nivel individual o de un colectivo, a nivel general, por ejemplo, en el plano de la empresa existen normas que cumplir que determinan lo correcto. En la actualidad, existe una película excelente en la cartelera que refleja de cerca las consecuencias de la falta de ética profesional: El Fraude, protagonizada por Richard Gere.
Tener un sistema de valores coherente es indispensable para ser honesto con uno mismo y convertir el trabajo bien hecho en la mejor satisfacción y en la mejor gratificación desde un punto de vista emocional.
La ética tiene como objetivo dar valor a lo prioritario: el trato humano. La ética surge de una forma directa de la filosofía como ciencia que versa sobre la acción correcta. Los pensadores más importantes han desarrollado su propio sistema ético: Platón o Aristóteles son un claro ejemplo. Más allá de que en una empresa pueda haber un código ético externo cada persona tiene su propio código a nivel individual y está respaldado por las experiencias previas, por la educación recibida en la infancia, por la formación en la universidad…
Dentro del código ético de todo trabajador es indispensable potenciar la sinceridad como una buena plataforma de superación personal. Lejos de toda ambición sin límites o del afán del dinero, algo que refleja la película El Fraude, lo verdaderamente ético es hacer las cosas bien por vocación y por tener la idea del deber kantiano muy interiorizado.
La ética reflexiona sobre el bien como la mejor fórmula para alcanzar la felicidad y el bienestar. Por ello, una persona honesta en su trabajo, ética y responsable se siente mejor consigo misma que aquella que no lo es. Los empresarios también tienen que ser un ejemplo de comportamiento ético para sus trabajadores.