A lo largo de tu vida laboral, tal y como sucede en tu vida personal, a veces hay que tomar decisiones importantes que son difíciles de comunicar. Eso es justo lo que sucede cuando alguien decide dejar su trabajo, especialmente si lleva muchos años en la empresa y ocupa un cargo que no es fácil de suplir.
Si vas a decir adiós y quieres transmitirlo de forma elegante, educada y positiva, lo primero que debes hacer es comunicárselo a tu jefe o jefa de la forma más honesta y cercana posible. Al final todos somos personas y hay que entender que cada uno hace lo que quiere con su vida, por muy dolorosa que pueda llegar a ser la decisión desde un punto de vista profesional.
¿Hay que dar explicaciones?
Cada uno decide cómo gestionar la comunicación de la noticia. Dependiendo de los años que lleves trabajando codo con codo con tu jefe, es probable que te sientas con la obligación de darle explicaciones sin que realmente sean necesarias. Es decir, puedes argumentar que te vas porque se te ha presentado una oportunidad para crecer a nivel profesional que no quieres dejar pasar, o que simplemente te vas porque las condiciones laborales y salariales son muy buenas y debes aceptarlas pensando en ti y en tu familia. Pueden existir miles de motivos que han desencadenado tu decisión.
¿Cuándo es mejor decirlo?
Si tienes tiempo para elegir el momento en el que comunicar la noticia a tu superior, lo más recomendable es que busques un momento de calma en el que no vaya a haber ninguna interrupción. De esta forma podrás explicarlo todo como es debido, con la intimidad suficiente como para agradecer todo lo que tu jefe y la empresa han hecho por ti, a pesar de que seguramente tú habrás hecho más por ellos que ellos por ti.
Hacerlo en un momento tenso en el que los nervios están a flor de piel es contraproducente, ya que puedes escuchar comentarios de tu jefe en caliente que no te sentarán nada bien y que te invitarán a responderle de malas maneras. Y eso es justo todo lo contrario a lo que debe suceder para dar por finalizada la relación de una forma amistosa.
Hazlo con antelación
Una cosa es el momento, y otra cosa es el día. Lo que no debes hacer es esperar a última hora para decir que te vas, ya que lo más probable es que la empresa no tenga tiempo de reacción y no pueda contratar a otra persona para ocupar tu cargo en cuanto te vayas para no volver. Eso perjudicará además a tus compañeros, que tendrán que trabajar más horas y con más presión para cubrir el trabajo que dejarás de hacer.
Por lo tanto, si sabes desde hace tiempo que te vas a otra empresa, mira de comunicarlo lo antes posible para no perjudicar a tu empresa actual. Puede que temas que tus últimos días sean incómodos y por ello quieras esperar a última hora, pero en realidad es mejor anunciar una despedida con tiempo que pasar unos últimos días rodeado de mal ambiente por no haber hecho las cosas bien.
Las posibles reacciones de tu jefe
Dependiendo de los años y el grado de cercanía con el que te hayas relacionado con tu jefe, estarás más o menos seguro de la respuesta que puedes esperar. Sin embargo, hay que decir que a veces te llevas una sorpresa desagradable, especialmente si eres una persona que se deja la piel por la empresa y resuelve muchos problemas de los que se libra precisamente el jefe. A bote pronto, escuchar que te vas va a suponer un varapalo tremendo, así que de forma injustificada puede empezar a decir cosas desagradables de las que más tarde, pensándolo en frío, se arrepentirá.
Se puede enfadar, te puede decir que tienes las puertas cerradas de cara al futuro e incluso puede atacar a tu autoestima, restando importancia a tu adiós a pesar de que la duela en el alma. También es probable que hable de forma negativa de la empresa a la que te marchas y que recurra a un chantaje emocional, que vendría a ser como echar en cara que te vayas después de todo lo que la empresa ha hecho por ti.
La famosa contraoferta
Si eres un buen empleado y la empresa no quiere perderte, lo que puede pasar es que tu jefe planee una contraoferta con la que frenar tu adiós. Evidentemente, si te vas por motivos económicos, lo mejor que puedes hacer es escucharla y preguntar cuántos días tienes de margen para pensártelo, para lo que se recomienda ir con una cifra en mente por lo que pueda pasar. Eso sí, aceptar una contraoferta en ese mismo instante no es lo más adecuado aunque se tenga muy clara la respuesta.
Si te vas por motivos laborales que pueden incluir o no la cuestión del dinero, lo cierto es que no deberías plantearte si quieres quedarte o no por mucho que mejoren tu salario. Si vas a tener un horario mejor y mucha menos presión, deberías coger la oferta de trabajo que tanto te ha ilusionado siempre y cuando el sueldo te encaje. Vas a poder pasar más tiempo con tu familia y no tendrás que estar pendiente del teléfono móvil a todas horas, algo que se traduce en una ganancia de salud y felicidad brutal.
Conozco algún caso de contraoferta que ha hecho dudar al trabajador que se iba a despedir. Y visto lo visto, puedo decir que la mejor decisión siempre es la de cambiar de trabajo para mejorar las condiciones laborales aunque eso suponga perder algo de dinero. Cada caso es un mundo y cada uno hace lo que considera mejor sin que debamos juzgarle por ello, pero con el tiempo te das cuenta de que lo más importante en la vida no es trabajar, y que si dejas de tener tiempo libre te vas a perder muchas cosas que no vas a volver a vivir, como por ejemplo la infancia de tus hijos. Hay que pensarlo bien por muy goloso que sea el dinero.
Acaba de la mejor forma posible
En el manual de las buenas despedidas podríamos incluir algo que es de valorar como persona y como profesional: tratar de cerrar todos aquellos proyectos que están abiertos antes de irte. Evidentemente, lo podrás hacer si tienes tiempo, pero en cualquier caso debes esforzarte por ello y no dejar que los últimos días en la empresa sean días vacíos. Eso, además de lo que has demostrado con el paso de los años en la empresa, hará que las puertas estén siempre abiertas.
Despedida general dando las gracias
Es de bien nacido ser agradecido. Por ello, no está de más que te despidas de todas aquellas personas con las que has trabajado a través de una pequeña reunión. Esta puede ser todo lo sentimental que quieras, recordando momentos inolvidables y dando las gracias a compañeros y directivos por todo el tiempo compartido y por todas las cosas aprendidas.