A veces las empresas tienden a realizar una serie de test o de pruebas que forman parte de su proceso de selección. Es un paso ante el que no hay que bajar la guardia porque el resultado que se obtenga puede abrir las puertas del empleo. Para superar mejor este proceso, aquí van unos consejos.
Son pautas que deben seguirse tanto antes como durante el proceso del test y después de haberlo efectuado. Aunque una vez ya hecho, sólo queda recapitular, valorar lo hecho y recordar la prueba porque puede ser de ayuda para siguientes procesos de selección en el caso de no haber conseguido el empleo. En este caso, es bueno ver todo el proceso como un entrenamiento previo.
Los pasos previos
Tras tener el candidato conocimiento de que tiene que realizar un test, se deben empezar a dar unos primeros pasos. El primero de ellos es preguntar al ser convocado en qué van a consistir esas pruebas con el fin de poder prepararlas. Es de utilidad conocer qué tipo de test se tiene que realizar y si tras él habrá alguna entrevista personal sobre el mismo o se establecerá alguna dinámica de grupo para abordar las diferentes cuestiones. Y, si se conoce a alguien que haya formado parte del proceso de selección previamente, también es muy conveniente preguntarle.
Vital es, por supuesto, prepararse para el test. Según su contenido existen diferentes libros que ayudan a superar la prueba porque contienen las preguntas que son más habituales e, incluso, alertan de aquellas cuestiones trampa y que pueden hacer peligrar la candidatura al empleo.
El entrenamiento de estos test debe hacerse como cuando se estudia. Es decir, fijar un horario para prepararlos y la víspera de realizarlos no repasar ni estudiar ninguna pregunta más. Es clave estar descansado y no tomar ni bebidas excitantes que contribuyan a aumentar el estado de nerviosismo ni tampoco tranquilizantes o relajantes porque reducen el nivel de concentración.
Para ir con más tranquilidad, se puede preparar previamente lo que se tiene que llevar: desde la ropa al DNI, lápiz, bolígrafo… Y no hay que olvidarse de ir bien aseado.
El día del test
El día que hay que hacer la prueba, lo principal es ser puntual. Además, hay que controlar los nervios, restándoles importancia. Es como los exámenes, están presentes durante los cinco primeros minutos, que pueden dedicarse a leer el test para empezar por las preguntas que se considere que son más fáciles. Y, por supuesto, no hay que copiar y, si se tienen dudas, lo mejor es preguntar a la persona responsable.
Antes de comenzar el test también deben quedar claros algunos conceptos como si es preciso responder a todas las preguntas y si las que se respondan incorrectamente restan puntos.
Y, si es un test, de personalidad. Es clave ser sincero. No es bueno empezar la relación con una empresa basándose en una mentira, que pronto se descubrirá.